Sin embargo, de cara al curso que viene, solamente dos colegios han solicitado un nuevo comedor al Gobierno vasco. Son el José Sierra (Trutzios) y el Ongarai (Ermua). Y eso que hay una situación de superpoblación generalizada.
Lo de «generalizada» es una constatación de EHIGE, la asociación de padres y madres de alumnos de Euskadi, que lleva años pidiendo soluciones a la masificación. Ana Izagirre, la responsable de comedores, explica que la situación es peor en Bilbao. «Aquí, algunos niños de dos años, simplemente no tienen plaza de comedor».
Con los nuevos modelos familiares, la mujer trabaja fuera, ya no hay nadie en casa a la hora de comer, y los niños deben estar al cuidado de alguien hasta que acaba la jornada laboral. He aquí la razón del aumento de comensales cada año y el motivo de la otra queja de los padres y madres: los cuidadores de los comedores carecen de perfil educativo.
En un ambiente propicio para el acoso escolar, el personal sólo cuenta con el título de manipulador de alimentos. «Los niños pasan mucho tiempo diario sin una mirada educativa; es necesario personal cualificado», advierte Izagirre.
Además, a los cuidadores no se les exige euskera, en un sistema educativo mayoritariamente euskaldun. Al menos, EHIGE pide que sean bilingües de habla.
Más problemas
Turnos: Lo ideal son turnos de comida de 1 hora media y 2 horas. Algunos centros hacen seis turnos de media hora.
Cocina propia: Casi todos los comedores traen de fuera la comida. Es peor y daña el comercio local (panadería, carnicería...)
Mobiliario: Los mobiliarios de muchos comedores están desfasados y necesitan reformas urgentes, según EHIGE.
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