Los acusados del 11-S se niegan a responder ante la comisión militar de Guantánamo

  • Jalid Sheij Mohamed, supuesto cerebro de los ataques, rezó durante la vista mientras Ramzi alzó la voz para acusar a los responsables de quererlos matar.
  • El juez militar perdió la paciencia cuando los acusados se negaron a utilizar auriculares para la traducción y estuvieron ausentes, leyendo.
  • Los cinco reclusos llegaron por separado el tribunal, rodeados por tres guardias para que no hablasen, aunque intercambiaron impresiones.
  • Sus abogados piden la nulidad por negligencias en el procedimiento, ya que aseguran que fueron sometidos a torturas.
Jalid Shaij Mohamed, cerebro de los atentados 11-S, en una foto difundida tras su captura, en 2003.
Jalid Shaij Mohamed, cerebro de los atentados 11-S, en una foto difundida tras su captura, en 2003.
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Jalid Shaij Mohamed, cerebro de los atentados 11-S, en una foto difundida tras su captura, en 2003.

Jalid Sheij Mohamed y otros cuatro acusados por participar en los atentados del 11-S se negaron a contestar a las preguntas del juez de la comisión militar de Guantánamo que podría condenarlos a muerte, según los defensores en protesta por el trato que reciben en la prisión.

Sheij Mohamed, supuesto cerebro de los ataques, y los otros cuatro encausados comenzaron a rezar durante la vista y el único que alzó la voz fue Ramzi bin al Shibh, que lo hizo para acusar a los responsables de la base de quererlos matar y hacer pasar sus asesinatos por suicidios.

El juez militar Jame Pohl comenzó a perder la paciencia cuando Sheij Mohamed decidió rechazar los auriculares para escuchar la traducción simultánea, por lo que se pasó a traducción consecutiva por megafonía, mucho más lenta y problemática.

Pohl decidió leer los derechos a la defensa provista por el Gobierno estadounidense, pero los acusados se mantuvieron ausentes, leyendo o rezando con el Corán en la mano.El juez civil de Sheij Mohamed, David Nevin, aseguró que la elección de no hablar es un modo de protesta por el trato en Guantánamo.

Por su parte, el capitán de la Fuerza Aérea Michael Schwartz, defensor militar de Walid bin Attash, hizo saltar el sistema para evitar que la prensa escuche temas relacionados con información reservada y fue regañado por el juez por "tocar las líneas rojas".

"Las líneas rojas son el miedo a la vergüenza", indicó Schwartz, quien, como otros miembros del equipo defensor, ha dicho que EE.UU. impone normas tan estrictas en estas comisiones militares para evitar que se conozca información comprometedora.

Sheij Mohamed, uno de los presos más importantes del penal de Guantánamo, sacó un turbante en medio de la sesión y procedió a colocárselo mientras estaba sentado en primera fila luciendo una espesa y larga barba.

La primera sesión de la jornada tiene previsto poner las bases para el inicio del juicio contra Sheij Mohamed y sus cuatro cómplices, después de que con la llegada del presidente Barack Obama se reformulara su procesamiento.

Los cinco reclusos llegaron por separado a la sala del tribunal de "Campo Justicia" y fueron rodeados por tres guardias cada uno para que no hablasen, aunque en varias ocasiones intercambiaron impresiones.

Bin Attash, exguardaespaldas de Osama bin Laden, llegó atado a una silla de ruedas, aparentemente por problemas de comportamiento antes de ingresar al tribunal, aunque a petición de la defensa fue desatado.

La torpe y larga vista se complicó por diversos detalles y las insistentes quejas de la defensa sobre la dificultades que entraña el sistema de Guantánamo para realizar su trabajo con garantías.

La vista quedó en receso poco después del mediodía durante 20 minutos para que los reclusos pudieran realizar sus rezos.

'El juicio del siglo'

Se trata de un procedimiento preliminar que trata de juzgar al autor intelectual y cuatro cómplices de los ataques del 11-S ante el tribunal militar de Guantánamo, en lo que se ha definido por los medios estadounidenses como el 'juicio del siglo' en el que podrían ser condenados a muerte.

Jalid Sheij Mohamed admitió hace tres años su responsabilidad en la organización de los atentados "desde la A hasta la Z", se declaró culpable y manifestó su intención de aceptar la condena de muerte en calidad de mártir. Ahora, uno de los abogados defensores, Jim Harrington, asegura que los cinco tienen intención de defender su inocencia.

Mohamed y sus cuatro compañeros, Walid bin Attash, Ramzi Binalshibh, Alí Abdul Aziz Alí y Mustafa al Hawsawi, han sido acusados de asesinato, crímenes de guerra, destrucción de la propiedad, secuestro, ataque contra civiles y terrorismo por su implicación a diferentes niveles en la operación terrorista que acabó con la vida de 2.976 personas e inició un contraataque estadounidense en Afganistán e Irak en busca del líder de la red terrorista Al Qaeda, Osama bin Laden, asesinado hace un año en Pakistán por fuerzas militares de EE UU.

Denuncian torturas en Guantánamo

Los cinco acusados llevan años encerrados en la prisión militar de Bahía de Guantánamo y denuncian haber sido objeto de torturas para que confesaran su implicación en los atentados. Todos ellos permanecieron tres años en prisiones secretas de la CIA antes de ser trasladados en 2006 a la prisión de Guantánamo. La propia agencia estadounidense ha reconocido que Mohamed fue sometido a la técnica del waterboarding o simulación de ahogamiento hasta en 183 ocasiones.

En este sentido, sus abogados han pedido que se levanten los cargos por negligencias en el procedimiento, a falta de los informes médicos y sobre los interrogatorios de sus clientes que llevan solicitando desde hace tiempo.

Desde su última aparición en el juicio, la ley que regula el proceso juicial ha sido revisada tras las duras críticas recibidas por el tribunal militar de Guantánamo. Varias ONG pro derechos humanos consideran que esta estructura no es más que una variación de un consejo de guerra, desarrollado para condenar por defecto a los acusados, que carecen de garantías para defenderse.

"Los cambios en los estatutos permiten ahora que el juez militar acepte un alegato de culpabilidad, pero un acusado que se declare culpable todavía puede ser condenado a muerte si los miembros del jurado resuelven una sentencia de manera unánime", indicó a Reuters un portavoz del Pentágono, el coronel Todd Breasseale.

El fiscal jefe, general Mark Martins, ha reconocido recientemente que las antiguas versiones del tribunal no estaban a la altura de las expectativas. "Pero ya no somos así", declaró en un discurso pronunciado en Harvard y recogido por la cadena CBS. "Creemos que estas comisiones, que han sido reformadas, ejercen de manera justa y cumplen un importante papel en el conflicto contra Al Qaeda".

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