La primera boda gay del Ejército español se celebrará en Sevilla a finales del verano

Las claves:
  • Son dos militares de la base de Morón.
  • La Ley les ampara ante posibles represalias laborales.

Dos militares homosexuales del Ejercito del Aire, destinados en la Base Aérea de Morón de la Frontera (Sevilla), se casarán el próximo mes de septiembre en el Ayuntamiento de la capital hispalense, en la que será la primera boda gay en el Ejército español.

El alcalde de Sevilla, el socialista Alfredo Sánchez Monteseirín, oficiará la boda, a la que también está invitado el secretario de Movimientos Sociales y Relaciones con las ONG del PSOE, Pedro Zerolo, que en los últimos meses ha asesorado a la pareja.

Alberto, natural de Sevilla, conoció a su novio en 2002 en Madrid, y tras distintos destinos, en la actualidad trabajan "puerta con puerta" en las instalaciones militares de Morón.

"Firmes" en su decisión

Ambos son conscientes de la repercusión que tendrá la noticia, pero no les importa que "militares de la vieja escuela se echen las manos a la cabeza".

Es el Ejercito y es complicado, porque no soy jardinero, y habrá superiores que me harán la vida imposible

"Sabemos que estamos en el Ejercito y que es complicado, porque no soy jardinero sino militar, y sé que habrá superiores que me harán la vida imposible, que ya lo están haciendo", indicó Alberto.

De hecho, el soldado sevillano relató que remitieron una carta a la Presidencia del Gobierno para conocer las posibles repercusiones de la boda, pero la contestación les dejó tranquilos.

"Nos preocupaba qué podría ocurrir o si nos podrían, por ejemplo, cambiar de destino por casarnos, pero nos respondieron que, según la Ley, no pasa nada, como si fuéramos astronautas", bromeó Alberto.

A la boda también asistirán unos 40 compañeros militares, aunque son conscientes de que en la base aérea hay a quien no le ha gustado la noticia.Ni las amenazas ni los comentarios "casi homófobos" de algunos superiores que trabajan a diario con ellos les ha hecho cambiar de idea. "A nadie le importa con quién me case; yo voy todos los días a trabajar y cumplo con mi profesión", subrayó Alberto.

Polémica hasta por el traje

En la ceremonia no vestirán el uniforme militar, ni comprarán tampoco el traje de gran gala del Ejército del Aire, que cuesta unos 300 euros, pero no porque les hayan forzardo a rechazar la idea, aunque lo hayan hecho.

"Me advirtieron de que tuviera cuidado si me casaba vestido de militar, pero no sé por qué; si vengo de una familia de militares, donde todos se casan de militar, por qué yo no", se preguntó. A pesar de todo, decidieron, por estética, que ese no era el traje que les apetecía lucir.

El militar habló del interés de revistas y programas de televisión, "incluso con generosas ofertas económicas", para anunciar la boda, pero la pareja rechaza generar un negocio con su enlace, por respeto a sus familias.

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