¿Es éste un proyecto personal?

Tengo algo personal con la Generación del 98, tan dolorosa como maravillosa. La idea surgió en la Semana Musical de Soria (donde vivió el poeta) y se me ocurrió una dramaturgia. Parte de un papel que el hermano de Machado encontró en un gabán donde expresaba su deseo de volver a Sevilla.

Y culmina en la obra Caminando con Machado.

Donde salgo con Judith Jáuregui al piano. Me disfrazo de Machado e interpreto una especie de resurrección y de camino de vuelta, de Castilla a Sevilla, íntimo, personal y geográfico.

¿Qué es lo que más le conmueve del maestro andaluz?

La emoción y el dolor están ahí. Por una vida de exilio y muerte que acabó con él y su generación. Es un autor de cabecera, inmenso poeta y profesor.

Cuando va a Soria, visita el instituto donde trabajó Machado.

Hago un peregrinaje, como el que va a Lourdes o a Fátima. Tengo que agradecer que siempre me abren su aula. No sé lo que sentirán los que van a Belén, pero cuando estoy en esa clase siento algo. Desde la sencillez de ver intactas las notas que ponía, escritas de su puño y letra. Y pienso que, desgraciadamente para ellos, son una generación que han dejado una obra literaria y un ejemplo con sus propias vidas. Machado fue el hombre de la lucidez, la sencillez y la humildad, de la grandeza de saber entender cómo funciona esta vida.

Acaba de rodar una película en Argentina, El muerto y ser feliz, de Javier Rebollo.

Empecé en teatro, he hecho zarzuela, y ahora voy a embarcarme en un trabajo teatral para el Festival de Almagro. Como actor, para mí lo importante es el personaje y la historia. El medio no me importa.

¿Qué destacaría del filme?

Es singular. Nos lo pasamos muy bien. Hago de un tipo que está en una especie de huída hacia adelante al final de sus días. Huye de la muerte corriendo a ella. Una suma de anécdotas, ironía, ternura, humor.

Aún no ha sido ni nominado ni premiado con un premio Goya.

Pues soy uno de los fundadores de la Academia y fui vicepresidente. Pero sí, y no pasa nada.

¿Le queda, como al protagonista de su última película, algún cartucho por quemar?

Ir de la mano de la vida y del trabajo y si no, quedarme en casa. Mientras me divierta con este oficio y siga sintiendo que algo se me mueve por el bajo vientre, ahí seguiré. Y a poder ser ¡madrugar lo menos posible! Y si no, pues a hacerlo.

Su próximo filme también se rodará en Argentina.

¡Y eso que le tengo pánico al avión! Me tomo una pastilla cuando embarco. En mi último viaje la mezclé con antihistamínicos y casi monto un número. Menos mal que estaba mi mujer, Amparo, para controlarme (ríe).

*Teatre Sagarra. Lluís Companys, 27. St. Coloma de Gramenet. Sólo este viernes. A las 21 h. Precio: 24 euros.