'Nuevas hazañas bélicas' convierte en héroes a republicanos y falangistas

  • Es un homenaje a la mítica serie de tebeos creada en los años 50 por Boixcar.
  • Como en la obra original, el marco histórico es la Segunda Guerra Mundial.
  • Editado por Glénat, los cómics son obra del guinista Hernán Migoya y de los dibujantes Miguel Gallardo, Daniel Acuña, Bernardo Muñoz, Perro y Diego Olmos.
Un ejemplar de 'Nuevas hazañas bélicas' sobre un tebeo clásico de 'Hazañas bélicas'.
Un ejemplar de 'Nuevas hazañas bélicas' sobre un tebeo clásico de 'Hazañas bélicas'.
Alberto Estévez / EFE
Un ejemplar de 'Nuevas hazañas bélicas' sobre un tebeo clásico de 'Hazañas bélicas'.

El guionista Hernán Migoya es el alma mater de Nuevas Hazañas Bélicas, la serie de homenaje que publica Ediciones Glènat para homenajear a la mítica serie de tebeos creada en los años 50 por Boixcar, a la que da una vuelta de tuerca con protagonistas heroicos tanto en el bando falangista como el republicano.

Al igual que en el original (publicado por Toray), el marco histórico es la Segunda Guerra Mundial, pero ahora los protagonistas son españoles: una monja justiciera violada por "los rojos" durante la Guerra Civil, que se alista en la División Azul para vengarse de los comunistas, y un republicano cuya familia fue masacrada por los fascistas y que ha puesto a los nazis en su punto de mira.

La colección, que según Migoya es un entretenimiento sin pretensiones políticas, se estrena con dos volúmenes. Se trata de Unidos en la división (Serie azul), donde el protagonismo recae sobre la intrépida monja, y Dos águilas a tiro (Serie roja), en donde el personaje principal es el republicano que se ha fijado como objetivo atentar contra Hitler y Franco durante el encuentro que mantuvieron en Hendaya.

Junto a los libros en tapa dura (con viñetas en blanco y negro, menos las impactantes portadas a todo color), se entregan dos pequeños tebeos apaisados, réplicas de la serie original, donde se introducen flashbacks de los respectivos protagonistas que permiten componer su "perfil psicológico" y comprender la, a veces, ferocidad de sus comportamientos.

Para este macroproyecto, que según el editor de Glènat, Joan Navarro, es obra del empeño de Migoya, se ha contado con algunos de los mejores dibujantes españoles -Miguel Gallardo y Daniel Acuña (encargados de las portadas), Bernardo Muñoz, Perro y Diego Olmos- que han utilizado una "clave narrativa estilo años 50, con un tono ingenuo, cruel pero bienintencionado", en palabras de Migoya.

Historias de los dos bandos

Para la historia del republicano, el escritor de Una, grande y zombi se ha basado en recuerdos de un tío abuelo suyo que estuvo recluido en un campo de concentración en León y que vio cómo asesinaban allí a su padre.

Migoya sabe que la apuesta por esta doble versión de puntos de vista, la falangista y la republicana, puede sorprender a algunos sectores, pero subraya que en la Guerra Civil hubo víctimas en ambos lados. De hecho, el personaje de la monja se le ocurrió leyendo un folleto de la iglesia del Carmen de Barcelona en el que se indicaba que las riquezas artísticas de este templo se quemaron "lamentablemente" en un incendio en los años 30.

"Se explica así, sin más, sin referencia ninguna a la Guerra Civil, toda una patada a la memoria histórica", argumenta el escritor para explicar el porqué de la visión múltiple que quiere dar al conflicto, que espera no sea una experiencia aislada.

Hazañas Bélicas echó a andar en 1948, cuando Europa todavía estaba reconstruyéndose y apagando las llamas de las bombas. Toray encargó entonces a Guillermo Sánchez Boix, más conocido como Boixcar (Barcelona 1917-60), especializado en temas bélicos, que se hiciera cargo tanto de los dibujos como de los textos de una serie de cuadernillos de tebeos que se hizo muy popular entre los niños adolescentes españoles de postguerra.

Boixcar no pudo entonces hacer que sus personajes (Sargento Gorila y Johny Comando, entre otros) fueran españoles, y así sus héroes eran siempre soldados alemanes (nunca de las SS) o norteamericanos, que luchaban contra rusos y japoneses, para no herir la sensibilidad de los ya entonces nuevos aliados del régimen franquista.

"Crecí con tebeos y películas de género que se hacían para divertirse y, si luego tenían un poso cultural, pues mejor" ha señalado Migoya, autor del guión de novelas gráficas como Olimpita (Norma), que cree que a veces se abusa del realismo social amable que desvirtúa los orígenes más trasgresores o divertidos del cómic.

Para Migoya, este rechazo al género ha provocado que muchos grandes dibujantes españoles tengan que trabajar para editoriales francesas o americanas. En esta línea, el editor Joan Navarro, que ha arremetido contra la dictadura de la novela gráfica basada en historia de viajes de autores no muy dotados, ha defendido la "virilidad" tanto de los cuadernillos originales de Boixcar como de estas nuevas entregas.

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