El ladrillo pesa. Pesa tanto que lastra. De eso saben mucho los bancos españoles, que iniciaron en 2011 –en plena crisis inmobiliaria– una acelerada carrera para desprenderse de casi todos sus activos inmobiliarios. Se trata de vender a (casi) cualquier precio.

En esa carrera están todos los bancos y cajas, pero en los últimos días hemos sabido de las ventas practicadas en 2011 por Bankia y Banesto. El primero se deshizo de más de 4.500 activos inmobiliarios y el segundo de cerca de 6.000.

En 2011, Bankia ha vendido más de 4.500 activos inmobiliarios, una cifra que asciende a 5.100 si se incluyen los alquileres cerrados durante el ejercicio, por un valor total de unos 850 millones de euros.

De este total de activos comercializados en 2011, un 70% corresponde a viviendas, garajes y locales y un 30% a suelos. Los datos son del propio banco, que celebra el hecho de haber vendido más de 250 millones de euros en suelo, "ya que son los activos que más difícil venta están teniendo durante la actual crisis económico-financiera".

Bankia también ha impulsado el alquiler de viviendas durante el pasado año, con más de 600 inmuebles alquilados. El banco, que en el último trimestre del año registró el 35% del total de las ventas realizadas en 2011, ha ofrecido a los compradores descuentos, con una rebaja media del 30%, además de una financiación con hipotecas sin comisiones y con un interés del Euribor +0,90%.

Por su parte, en 2011, Banesto se ha deshecho –"a pesar de las dificultades", dice el banco– de cerca de 6.000 viviendas. La filial del Banco Santander ha vendido estos activos inmobiliarios por unos 1.100 millones de euros.

En su balance, Banesto cuenta con inmuebles por importe de 3.607 millones de euros. Su problema es que el 52% de estos activos corresponde a suelos y el 48% son viviendas, y ya se ha dicho que la venta de suelo es especialmente complicada en el actual momento.

Según datos de noviembre del Banco de España, la exposición problemática de los bancos y cajas de ahorros, es decir, los activos tóxicos vinculados a la actividad de promoción inmobiliaria asciende a 176.000 millones de euros.

Ese conjunto de activos peligrosos, que engloba créditos dudosos, activos adjudicados y activos normales bajo vigilancia, representa un 11,4% de la cartera crediticia de las entidades y un 5,2% del activo consolidado.