El Hospital Parque San Antonio de Málaga y el traumatólogo Miguel Cuadros están aplicando un nuevo tratamiento farmacológico inyectable para la enfermedad de Dupuytren, que consiste en la reducción progresiva de la movilidad de los dedos de la mano, afectando a las rutinas diarias de las personas que lo padecen, especialmente hombres mayores de 45 años.

Este doctor, especializado en cirugía del miembro superior y microcirugía del Hospital Parque San Antonio, será el encargado de administrar Xiapex (Pfizer) durante una consulta ambulatoria, que, según han explicado desde este centro médico en un comunicado, es "la única alternativa farmacológica aprobada en el tratamiento de esta enfermedad, evitando, por tanto, la cirugía y los riesgos que ésta conlleva".

Cuadros diagnostica y trata en el Parque San Antonio esta patología progresiva y crónica, que se caracteriza por ser una fibromatosis de la fasia palmar. La contractura de Dupuytren se distingue por el hecho de que los dedos afectados se van progresivamente flexionando hasta la palma, lo que impide su extensión y dificultan la realización de actividades laborales y de la vida cotidiana.

Con esta técnica, el Hospital Parque San Antonio "apuesta por la vanguardia y la tecnología, al mismo tiempo que por la seguridad y la calidad asistencial del paciente, ya que con esta técnica se sustituye la cirugía por una atención ambulatoria".

Enfermedad progresiva y crónica

Se estima que la enfermedad de Dupuytren, una patología progresiva y crónica, podría afectar al cuatro por ciento de la población en cualquiera de sus estadios. Inicialmente, se manifiesta en forma de nódulos palmares y en su progresión se pueden llegar a formar una o varias cuerdas debajo de la piel.

Estas cuerdas se extienden desde la palma de la mano hacia los dedos y pueden contraerse progresivamente, lo que se conoce como la contractura de Dupuytren.

Según los estudios desarrollados por Pfizer, la contractura de Dupuytren tiene potencialmente un gran impacto emocional en los pacientes que la padecen, así como en el trabajo diario.

Las cifras ponen de manifiesto que uno de cada tres pacientes (un 32 por ciento) con contractura de Dupuytren encuentra dificultades en el desarrollo normal de su trabajo.

Incluso, muchos de los pacientes se ven afectados emocionalmente al tener dificultades en una acción tan cotidiana como estrechar la mano. El 34 por ciento tiene problemas para ponerse los zapatos y el 28 por ciento encuentra dificultades a la hora de peinarse, lavarse o maquillarse.