El convoy alemán de residuos nucleares llegó este lunes a Dannenberg (norte de Alemania), a veinte kilómetros del depósito de Gorleben, tras sortear las reiteradas acciones de bloqueo de los activistas y a la espera de cubrir a lo largo del día por carretera el último tramo hasta el cementerio atómico.
El transporte de los once contenedores Castor, con 2.500 toneladas de residuos radiactivos, entró en la madrugada del lunes en la estación de Dannenberg, más de cien horas después de partir de la planta de reprocesamiento nuclear de Le Hague (Francia), a 1.200 kilómetros.
Con ello terminó el trayecto ferroviario y se entró en la fase final, por carretera, que arrancará cuando se complete la compleja operación de traslado de los contenedores desde los vagones al convoy por carretera.
El tren avanzó a lo largo del fin de semana entre sucesivos bloqueos de grupos de activistas, que efectuaron sentadas en las inmediaciones de las vías y se cimentaron con pirámides de hormigón directamente sobre las vías.
Intentos de boicot
Tres hombres y una mujer retrasaron la marcha del convoy durante casi quince horas al encadenarse a uno de esos bloques en la vía y luego rellenar con cemento la construcción, hasta que la policía logró desmontar con sierras y taladradoras la pirámide.
Anteriormente, un grupo de hasta 200 jóvenes, en su mayoría enmascarados, se enfrentaron con la policía en los bosques vecinos al trayecto ferroviario.
Hubo duros enfrentamientos entre estos grupos y los antidisturbios durante las horas nocturnas hasta que se controló la situación.
Los bloqueos y las acciones de protesta fueron la tónica dominante todo el fin de semana, después de que el domingo los activistas llegaran a detener por completo el avance del tren, pese al fuerte dispositivo de seguridad.
Durante todo el fin de semana, se reprodujeron las sentadas de activistas para obstaculizar el transporte, una en Hitzacker, localidad vecina al cementerio, y la otra en el propio Gorleben.
Un viaje complicado
El convoy partió de Le Hague el jueves y desde entonces las manifestaciones, las acciones de protesta y los enfrentamientos entre activistas y policías han sido la tónica constante.
Las autoridades alemanas movilizaron un contingente de 20.000 policías para contener estas acciones, que desde hace 20 años se reproducen en Alemania con cada transporte de residuos a Gorleben.
Tras las multitudinarias concentraciones del año pasado, las más numerosas en décadas, las protestas de 2011 son las primeras tras la aprobación del "apagón" nuclear de la canciller federal, Angela Merkel, bajo el impacto de la catástrofe de la central atómica japonesa de Fukushima.
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