La Restinga: de enclave turístico a pueblo fantasma

  • El municipio de El Hierro está sufriendo los efectos del volcán submarino.
  • Tiene 600 habitantes y su vida está estrechamente ligada al mar.
  • Sus vecinos solo pueden permanecer en el pueblo entre las 06.00 y las 18.00 horas por seguridad.
La Restinga, en la isla de El Hierro, desierto tras las evacuaciones de sus vecinos provocadas por la aparición de un volcán submarino en su mar.
La Restinga, en la isla de El Hierro, desierto tras las evacuaciones de sus vecinos provocadas por la aparición de un volcán submarino en su mar.
Gelmert Finol / EFE
La Restinga, en la isla de El Hierro, desierto tras las evacuaciones de sus vecinos provocadas por la aparición de un volcán submarino en su mar.

El pueblo herreño de La Restinga se ha convertido en un pueblo fantasma y, si hace solo un mes sus calles rebosaban turistas y foráneos, actualmente apenas ven a algún vecino que ha regresado a buscar enseres olvidados en alguna de sus dos evacuaciones, después de que naciera un volcán en su costa.

La Restinga, una comarca ubicada al sur de El Hierro de tan solo 600 habitantes, cuya vida está estrechamente ligada al mar, ha quedado suspendida en el tiempo como si de una broma macabra se tratase, ya que ahora solo acoge a científicos, investigadores y al personal de protección civil.

Aunque sus vecinos tienen permiso para permanecer durante el día en el pueblo, desde las 06.00 a las 18.00 horas, la realidad es que casi nadie está más tiempo del que le suponga recoger algunos utensilios, poner la colada o dar de comer a sus animales. El silencio sepulcral invade sus calles y solo se escucha el sonido del viento al chocar contra los edificios.

Tanto la bahía como el muelle permanecen vacíos, solo algunas barcas de pequeño tamaño, llamadas "chalanas", flotan solitarias en las aguas verdosas que inundan por completo el puerto y sus pantanales, así como algunos peces que flotan sin vida y se convierten en presa fácil para las gaviotas de la zona.

El volcán ha logrado sacar de sus casas a los vecinos de La Restinga, que ahora ven pasar los días desde el vecino pueblo de El Pinar, a muy pocos kilómetros del suyo.

La erupción ha dejado en tierra a su flota pesquera, ha alejado a los buceadores de sus aguas cristalinas y ha parado por completo toda la actividad económica y turística de la comarca.

Lo peor es que estos herreños no atisban en el horizonte la esperanza de volver a sus casas, solo el volcán sabe parece saber cuando regresarán a sus vidas sosegadas y tranquilas a la orilla del más occidental de los pueblos de Europa.

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