Puede parecer una moda inofensiva más, pero el 'cruising' (encuentros entre hombres que quedan en puntos fijos de la vía pública para tener sexo) es un fenómeno cada vez más frecuente en Madrid, y en el último año han surgido hasta nueve puntos nuevos (en la región hay al menos 50 que, unidos a estos nueve, sumarían 59. Un 18% más) que ya han provocado las primeras quejas entre los vecinos, según la Policía, debido sobre todo a la falta de higiene y los conflictos violentos que suceden entre las personas que lo practican.

"Normalmente se trata de descampados, aparcamientos o cualquier zona abandonada que les permita pasar inadvertidos. Lo hacen en la calle o en los coches. Pero es un reflejo de la degradación de muchos barrios. Por ejemplo, últimamente estamos teniendo avisos de vecinos denunciando este tema en el parque del Oeste (Moncloa), el parque de Atenas (Centro) y la zona verde que hay junto a la M-30 en la avenida de los Toreros (Ciudad Lineal)", explica Francisco Horcajo, secretario del CSIF en la Policía Local de Madrid.

El fenómeno, sin embargo, se extiende por toda la región. En Internet existen foros en los que los 'cruisers' se citan entre ellos, y entre las últimas zonas que han surgido están también el paseo del Embarcadero, en la Casa de Campo, la calle Arroyo de la Media Legua (Moratalaz), el nuevo intercambiador de plaza de Castilla, en el Pinar de San Isidro (un descampado entre La Moraleja y la T4) o el parque de Polvoranca, otra zona verde entre Alcorcón, Leganés y Fuenlabrada. Precisamente en esta última ciudad algunos vecinos ya han mostrado su preocupación al respecto: "Por el parque de Polvoranca pasan muchos niños pequeños. No tendrían que ver esas cosas", manifiesta una vecina del municipio.

En Chueca, una calle famosa para encuentros 'cruising' es Farmacia, aunque últimamente se están viendo también movimientos en la calle Libertad: "Hay una parte en obras y aprovechan para colarse entre los andamios. Pero lo peor es cuando se meten en los portales, o cuando no tienen cuidado y dejan los condones desperdigados por el suelo", declara un residente del barrio.

Otro sitio típico de esta práctica en la región son los baños de los centros comerciales. En este sentido, la lectora Mónica Salazar asegura en una carta a 20 minutos que a un amigo suyo le intimidaron en los servicios de Príncipe Pío: "Mi amigo salió corriendo y como yo estaba con él en ese momento denunciamos el hecho ante el guarda de seguridad", explica. Salazar, vecina de la zona del Templo de Debod, otro punto clásico de quedada, también denuncia el deterioro del barrio: "Hay drogadicción, prostitución..., sirve de caldo de cultivo para  fomentar el 'cruising'".

El pasado miércoles por la noche, este periódico pudo comprobar in situ los problemas que denuncian vecinos del Templo de Debod. Poco antes de iniciar la ruta hacia la zona, unos agentes de la Policía Nacional que patrullaban la zona avisan: "Tened cuidado con el parque". Una vez allí no hubo que buscar mucho: "Disculpe, es la primera vez que vengo... ¿algo de 'cruising' por aquí?", se pregunta a un chico que, muy disimuladamente, se acababa de cambiar de camiseta en el aparcamiento del templo para meterse luego tras unos matorrales.

"Detrás del restaurante. Cuando las luces se apagan, encuentras gente para follar seguro". Efectivamente, no hubo que moverse mucho. Más adelante hasta diez hombres se miraban entre ellos, en silencio, esperando algún gesto o señal para pasar a la acción. Al poco, uno que iba elegantemente vestido de blanco se marchó con otros dos después de orinar junto a un seto. Lo que hicieron después, y dónde, ya forma parte de su intimidad.

Desde la asociación de homosexuales Triángulo aseguran que el 'cruising' no es un tema que suelan tocar: "No se trata de ser o no ser gay, sino de civismo. Es como si también juzgáramos a todo el colectivo heterosexual por usar prostíbulos", dice un portavoz. "Además, mientras no molesten y no incumplan la ley..." apostilla. La Policía asegura que su labor ante este fenómeno solo puede ser preventiva: "No se puede detener a la gente por cosas así, mientras no se caiga en actos exhibicionistas. Y si se les echa, acabarán marchándose a otro lado", explica un agente del Cuerpo.