La Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y la Dirección Estadounidense Antidrogas (DEA) han descubierto una trama vinculada a Irán que pretendía cometer "un importante acto terrorista en Estados Unidos", informaron este martes fuentes gubernamentales.

El atentado incluía el asesinato del embajador de Arabia Saudí en EEUU, Adel Al-Jubeir, con una bomba, y otros ataques posteriores contra las embajadas de Arabia Saudí y de Israel en Washington.

Los dos presuntos conspiradores fueron identificados como Manssor Arbabsiar y Shakuri Gholam y han recibido un millón y medio de dólares del Gobierno iraní para cometer los atentados, informó el secretario de Justicia. Arbabsiar, con ciudadanía estadounidense, fue arrestado en septiembre y fue miembro de uno de los cuerpos de la Guardia Revolucionaria iraní. Shakuri, radicado en Urán, sigue en libertad.

El FBI y la DEA descubrieron el complot cuando uno de los sospechosos se puso en contacto con un agente secreto informante de la DEA, al que creía miembro del cártel de los Zetas en México, para pedir asistencia para asesinar al embajador saudí, Adel Al Jubeir.

Entre julio y agosto, Arbabsiar pagó unos 100.000 dólares (73.205 euros) al informante. El Gobierno mexicano ha colaborado con la desarticulación de la trama.

El fiscal general de EE UU, Eric Holder, ha asegurado que el plan fue "concebido, patrocinado y dirigido desde Irán".

En una rueda de prensa en Washington, Holder ha comunicado que han sido detenidos dos hombres iraníes por su participación en este plan terrorista. Los dos individuos han confesado sus planes de asesinar al embajador saudí y han facilitado información sobre la implicación del Gobierno iraní en este intento de atentado.

Holder ha asegurado asimismo que Estados Unidos tiene previsto tomar medidas para que Irán asuma su responsabilidad por su implicación en el plan terrorista.

Las autoridades iraníes han rechazado las acusaciones de Estados Unidos sobre un supuesto complot para atacar las embajadas de Arabia Saudí e Israel y ha denunciado que se trata de un "guión prefabricado", según recoge la televisión estatal Press TV.

En la misma línea, la agencia de noticias oficial IRNA ha denunciado en una escueta nota una "nueva campaña de propaganda" de Estados Unidos contra Irán por este caso.

Por su parte, la delegación iraní ante Naciones Unidas ha negado "categóricamente" unas acusaciones que, según el portavoz de esta representación, Alireza Miryousefi, son "infundadas", informa Reuters.