La vinculación y el cariño que la artista sentía por México, correspondido a lo largo de muchos años porel público mexicano, llevó a sus familiares a trasladar parte de sus cenizas a este país.

"La española más mexicana", como era conocida la actriz y cantante por estos lares, fallecía el pasado 26 de marzo en su domicilio de Torrelodones (Madrid), víctima de un cáncer de matriz que le fue diagnosticado en 2001 y que se extendió a sus pulmones.

Rocío Dúrcal, nacida María de los Angeles de las Heras, "La Señora", "Marieta", quedó en el recuerdo de muchos mexicanos sobre todo por su fructífera colaboración con el cantante y compositor Juan Gabriel, quien le produjo una decena de discos de rancheras.

"Muy triste, todavía no podemos creerlo, sabíamos que estaba mal pero teníamos la esperanza de que mejorara su salud, que estuviera con su familia, aunque sabíamos que no volvería a los escenarios", dijo a EFE Fabiola Rangel, del club de fans mexicano de la cantante. Los miembros del club, que seguían con pasión la despedida a la actriz por "ver como la gente la quiere, no sabíamos que tan grande era", recogieron firmas antes de la ceremonia para proponer al Museo de Cera de la ciudad que dedique una estatua a la desaparecida. La catedral mexicana, en el corazón de la capital, aparecía adornada por dos grandes fotografías de la actriz, una de su juventud y otra más próxima a la actualidad.

Asimismo, un coro de mariachis hizo de acompañamiento a los himnos religiosos para recordar la música de la desaparecida cantante. A pesar de que se especulaba con la presencia de Juan Gabriel en la ceremonia, sus compromisos profesionales en Estados Unidos le impidieron acudir.

El artista, no obstante, declaraba hace escasos días a la prensa mexicana, su pesar por el fatal desenlace de la enfermedad de aquella con quien formara "una perfecta mancuerna artística" durante muchos años.

Quien sí estuvo en la misa celebrada en la Catedral fue el cantante Enrique Guzmán, acompañado de su esposa, que diera la réplica en la gran pantalla a "Marieta", como también se conocía a la actriz, en "Acompáñame" (1966).

La misa homenaje no contó con la presencia de familiares de la fallecida, ya que estos se encontraban en ese mismo momento celebrando una ceremonia de carácter más íntimo en la Iglesia de San Agustín, también en la capital mexicana.

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