Los instintos maternal y paternal están de capa caída. Hasta hace dos décadas, el proyecto de vida de una pareja consistía, básicamente, en casarse, tener hijos y educarlos. Ahora, las tornas están cambiando. Cada vez más matrimonios pasan de cambiar pañales, desvelarse a media noche o rechazar viajes porque no tienen con quién dejar al niño. En la región hay 495.600 matrimonios sin hijos, según el estudio de hogares elaborado por el Instituto de Estadística de Madrid. Los catedráticos y expertos en demografía madrileña, Salustiano del Campo y Alfonso de Esteban, calculan que alrededor del 50% de estas parejas están en edad fértil, pero han decidido no tener descendencia. En definitiva, 247.800 matrimonios madrileños no se plantean tener hijos.

La tendencia va a más en las últimas décadas, según constatan los expertos y los técnicos del Instituto de Estadística. En 1991 había 81.500 matrimonios sin proyecto paternal, que representaban el 6% del total de núcleos familiares. En 2001, la cifra subió a 144.653 (el 9,8%). Y ahora son ya 247.800, lo que representa el 14,5% de las 1.700.000 familias registradas en la región.

El fenómeno lleva ya dos décadas percibiéndose en las grandes capitales de Europa y Norteamérica, donde recibe el nombre de 'No kidding'. Pero es ahora cuando irrumpe con más fuerza en Madrid. La clave es el avance relativamente reciente en la igualdad de sexos: "La liberación de la mujer está en el centro de todo. Ahora ellas pueden decidir si usan métodos anticonceptivos, deciden si quieren tener una carrera profesional o no y deciden sobre su vida en pareja", apunta Salustiano del Campo, catedrático de la Universidad Complutense. Y resume el planteamiento de forma gráfica: "El abanico de aspiraciones de la mujer ha cambiado mucho. Ya no aspira solo a parir y cuidar de su marido y sus niños. Tiene muchas más motivaciones".

Pero no todo se explica con el salto femenino. Los elevados gastos para criar un niño también echan para atrás a muchas parejas, según Alfonso de Esteban, catedrático de la Rey Juan Carlos: "Tener hijos tiene un coste tremendo, hay que pagar guardería y educación, la alimentación, la ropa, una casa amplia y en condiciones... Y eso es solo el principio".

Aunque también los hay que deciden no tener niños "para poder mantener una vida más cómoda", apunta Del Campo. En su opinión, "ahora impera una concepción hedonista de la vida, se busca vivir rápido y aprovechar el tiempo. Evidentemente, criar hijos supone una esclavitud y una vinculación al hogar que las familias actuales no están dispuestas a tener".

El rechazo a traer bebés al mundo está más extendido en Madrid que en el resto de España, precisamente por el mayor coste de la vida, la generalización del trabajo femenino en la capital y las dificultades para atenderlos en una gran ciudad, según los expertos. Además, "juega un papel importante la migración de las provincias periféricas a la capital", según el catedrático de la Complutense. "Las mujeres que vienen de fuera de Madrid a trabajar no tienen familia aquí, lo que les impide acudir a alguien cercano para dejar el niño a su cuidado", añade.

Verónica Malfeitos y Antonio Usano, de 33 y 43 años, han elegido no ser padres: "Sinceramente, no tenemos ganas", dice ella. Y lo tienen claro: "Nuestro trabajo es sacrificado, nos vemos solo por las noches y las mañanas. Esa es una razón, pero no la más importante. Yo podría pedir una reducción de jornada, pero es que directamente no nos apetece nada", añade. Antonio amplía las palabras de su mujer: "Tengo muchas cosas que hacer aún, no me quiero convertir en un muerto viviente... es que dan mucha guerra".

Tanto uno como otro se sienten afortunados por pensar del mismo modo: "Tenemos suerte, si no pensáramos igual no podría funcionar. De hecho, tengo amigos que han roto la relación porque uno quería tener hijos y otro no", explica Verónica, y aprovecha para contar una anécdota reciente: "Hace unos días vi a un antiguo novio con sus hijos y pensé: ‘Menos mal que yo no soy ella’". Incluso, algunos amigos con críos les envidian: "Se quejan de que no tienen vida. Todo es para sus niños. Les darán sus satisfacciones, seguro, pero me advierten de que no los tenga", apunta él.