Sharapova en un partido donde Mauresmo no reflejó para nada su condición de número uno del mundo, dio la sorpresa al vencer por 6-0, 4-6 y 6-0, dejándola clasificada para su segunda final de Grand Slam como profesional, la primera desde que ganó Wimbledon en el 2004, cuando surgió como la nueva niña prodigio del tenis femenino.

Su rival en la final será Henin-Hardenne, la número dos del mundo, que también estuvo a punto de romper todos los pronósticos antes de que pudiese remontar un set en contra y 2-4 con saque de la serbia Jelena Jankovic, en el segundo, para remontar y ganar 4-6, 6-4 y 6-0, con 10 juegos consecutivos en su haber.

La esperanza de ver un tercer duelo de la temporada en un Grand Slam entre Mauresmo y Henin-Hardenne desapareció, pero con la llegada de Sharapova los aficionados neoyorquinos tendrán a la nueva reina de la imagen del tenis femenina.

Aunque ganó a Mauresmo, el tenis de Sharapova no fue el verdadero culpable, sino la falta completa de concentración de la número del mundo, que por segunda vez en lo que va del torneo se fue completamente del juego para que le hiciesen, en esta ocasión, dos sets sin que lograse un solo juego.

"No tengo explicación posible, simplemente no estuve en el campo y la verdad no sé los motivos", comentó Mauresmo, de 27 años, que buscaba su tercer título de Grand Slam y el primero en el Abierto.

"Lo que me preocupa es que tengo un poco más de tiempo que ella para recuperarme y como es lógico luego tendré en enfrente a una rival que busca desde hace tiempo su segundo título de Grand Slam", valoró Henin-Hardenne, que tiene marca de 4-1 en los enfrentamientos contra Sharapova.