Su nombre es Adrián González y es el hijo de uno de los ‘8’ más famosos del club merengue, José Miguel González, Míchel.

El lunes Capello le incluyó entre los ocho jóvenes que se lleva a Kiev para jugar ante el Dínamo mañana en la Liga de Campeones, que la componen además de él, el portero Adán (19 años), los defensas Torres y Sergio, los centrocampistas De la Red y Javi García y los delanteros Mata (18 años) y Nieto.

Adrián, Nieto, Mata y Sergio aún no han debutado con los mayores.

Adrián tiene 18 años y, a diferencia de su padre, se mueve por la banda izquierda. Es zurdo pero maneja con solvencia la pierna derecha.

También tiene velocidad y calidad, ha estado ya en las categorías inferiores de la selección española desde que debutó en la Sub'16.

Y como su progenitor, tiene centra bien y chuta fuerte. Quizá le falta un poco de regate, para desbordar y llegar hasta el fondo de la línea, como bien recordarán los que vieron jugar a Míchel.

En el Castilla es titular tras haber estado en el banquillo y su padre es el entrenador, además de ejercer de director de la cantera madridista. La temporada pasada estaba en el juvenil B y su proyección es buena. Su dorsal, el 26.

No estará Raúl Bravo, los centrales serán inéditos

El defensa zurdo del Real Madrid no pudo formar parte de la expedición a última hora. Tiene una fuerte gastroenteritis.

Sin Bravo, Capello no puede contar con cinco de los seis centrales de la primera plantilla y ha tenido que recurrir al filial. Sólo tiene a Mejía en perfectas condiciones. El italiano tendrá que decidir entre Torres y Sergio como pareja de Mejía, o algo más remoto, retrasar la posición de Mahamadou Diarra.

La opción que más fuerza tiene es la de Torres, futbolista que en la cantera comenzó de central antes de desenvolverse en el lateral derecho, donde es titular indiscutible para Míchel en el Castilla.

Hijos y padres

El ejemplo más claro en el Real Madrid son los Sanchís. Aquí el hijo ganó más que el padre, pero la mayoría no lo han hecho (Cruyff, Zamora o Kubala).

Queda claro que ‘ser hijo de...’ en el fútbol no hace ganar nada. Hay que demostrarlo.