Bolt vuela hacia el oro

El atleta jamaicano, Usain Bolt, celebra su oro en Londres 2012.
El atleta jamaicano, Usain Bolt, celebra su oro en Londres 2012.
EFE
El atleta jamaicano, Usain Bolt, celebra su oro en Londres 2012.

Sobre la línea de salida estaban todos los que tenían que estar y cada uno seguía su liturgia. Los norteamericanos Gay y Gatlin eran dos réplicas: cuadrados y cara de 'mejor no te cruces conmigo ni me pidas fuego'. Esta vez, Gatlin no escupió en la calle de Bolt, como cuenta Usain que un día hizo en plan matón. El jamaicano Yohan Blake tampoco era un dechado de comicidad. Daba igual, la cámara solo enfocaba a Bolt, él y sus cosas.

Llegó el momento de correr y el millón de especulaciones previas pasó a mejor vida. Gay salió como un tiro y Bolt no movió su corpachón hasta varias milésimas después. Fue el quinto en reaccionar al petardazo, confesando después que llegó a deslizarse en los tacos más de la cuenta. Durante los primeros 50 metros, Justin Gatlin, aquel campeón olímpico renacido tras el destierro de 4 años por dopaje, se vio en cabeza y soñó con los ojos abiertos.

Pero allí terminó la historia y las ilusiones de siete velocistas de 100 metros. Cuando llega el momento de mantener el ritmo, la capacidad de aceleración de Bolt no encuentra comparación. El chico de Trelawny se puso a 40 por hora y ya no hubo quién lo parara. A ese ritmo, échale un guepardo o despídete. Necesitó tres zancadas menos que el resto de competidores para llegar doce centésimas antes. Quizás, con 10 metros más hubiera despegado sobre la pista Mondotrack, una revolucionaria superficie que se amolda a la pisada del atleta. Cuesta creer, pero es así, con una extensa explicación física y biomecánica que ahora no viene a cuento.

Bolt ganó fácil, para qué negarlo, y paró el tiempo en 9.63, récord olímpico. La batalla por la plata se la llevó su amigo y fiel admirador Yohan Blake (9.75) -"es un honor haber terminado tras Bolt"-, que dejó el bronce para Gatlin (9.79), radiante: "Estar aquí ha sido maravilloso". Con las ganas de quedó Tyson Gay, un enorme competidor masacrado por las lesiones. Último fue Asafa Powell, alegando una lesión y demostrando que, una vez más, nunca está cuando se le busca.

Avisó Bolt y muchos dudaron de él cuando llegó a Londres. "No quiero que la gente se acuerde de mí ahora, quiero que me recuerden siempre". Después de sumar su cuarta medalla de oro olímpica, alguien le preguntó si podían ya considerarle una leyenda. "Me vale con relámpago, relámpago Bolt".

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