Otra vez Italia en el camino. Poco más de tres meses después de que la azzurra eliminara a España de la Eurocopa, ambas selecciones se vuelven a ver las caras en la clasificación para el Mundial de 2018. La primera plaza del grupo, la única que da acceso directo al torneo, está en juego.

La rivalidad entre ambas selecciones es larga, pero se ha acrecentado en los últimos años, en los que se han visto las caras en numerosas ocasiones. La balanza últimamente se inclinaba a favor de la Roja, pero Italia tuvo su revancha en la pasada Eurocopa.

La victoria de la selección transalpina en la Eurocopa no sólo supuso la eliminación de España, también fue el final de un ciclo. La Roja venía de ganar dos Eurocopas consecutivas y pese a que la debacle en el Mundial de 2014 había sido un serio aviso, esta eliminación supuso el cierre definitivo a una etapa.

Italia no solo dejó fuera a España, sino que fue muy superior y pasó por encima de su rival. Jamás encontró el conjunto de Del Bosque la manera de superar la presión del equipo dirigido por Conte, y las ocasiones más claras fueron de los italianos.

Los goles de Chiellini y Graziano Pellé rubricaron el final de un equipo que lo había ganado todo pero que no supo hacer la transición de manera adecuada. España se marchó de la Eurocopa en octavos de final, por la puerta de atrás y unos días después Del Bosque anunció de dejar la selección. Italia, que sufrió la mejor versión de España en la final de 2012, firmó el epitafio de la mejor generación de la historia del fútbol español.

Apenas un año después de verse las caras en la final de la Euro, ambos equipos se enfrentaron en las semifinales de la Copa Confederaciones en un partido que resultó ser muy distinto al anterior. La selección italiana plantó cara, fue mejor en muchos momentos del partido y solo las paradas de Casillas salvaron a España de encajar un gol.

En la prórroga se vio la mejor versión de España, pero su dominio no se tradujo en el marcador, y el partido se fue a una agónica tanda de penaltis en la que se marcaron 12 lanzamientos consecutivos…  hasta que falló Bonucci y marcó Jesús Navas. Casillas y Buffon, quizás los dos mejores porteros de la última década, no detuvieron ninguno, pero el duelo cayó del lado español. Eso sí, en la final los de Del Bosque fueron aplastados por la Brasil de Neymar.

Es, quizás, el mejor partido que ha jugado la Generación de Oro del fútbol español. Y en qué momento, además, nada menos que la final de la Eurocopa. Italia venía de cuajar un fantástico torneo, pero en la final se encontró con un huracán llamado España que desplegó un juego de fantasía que desarboló a su rival.

En ningún momento hubo partido, pues los de Del Bosque se adelantaron pronto con un gol de Silva a pase de Cesc y marcaron el segundo antes del descanso en una llegada fulgurante desde atrás de Jordi Alba. Para los minutos finales llegó la apoteosis final con los tantos de Fernando Torres y de Juan Mata.

Era la España de los mil centrocampistas, con Busquets y Alonso dando jerarquía al centro del campo, Xavi e Iniesta dominando los partidos, Silva poniendo la imaginación y Cesc de ‘falso nueve’. Una oda al fútbol.

La nueva Italia de Prandelli sorprendió a todos por su buen trato de balón y su gusto por el fútbol de posesión, lejos del catenaccio que había caracterizado a otras selecciones transalpinas.

España pasó muchas dificultades en lo que para ambos fue su debut en la Eurocopa, y un gol de Di Natale puso contra las cuerdas a los de Del Bosque. Sin embargo, un tanto de Cesc igualó el choque y ambos equipos firmaron unas tablas que fueron justas. Ya se verían las caras más adelante…

Si hay un punto de inflexión clave para la España que lo ganó todo ese fue el partido de cuartos de final de la Eurocopa de 2008. En un partido igualado y dramático en el que, pese al dominio del equipo entonces dirigido por Luis Aragonés, las ocasiones estuvieron muy repartidos, los penaltis fueron los que decidieron quién pasaría a las semifinales.

Los cuartos de final habían sido el techo histórico de La Roja desde hacía muchos años. Desde que se jugó la final de la Eurocopa en 1984, España nunca había logrado meterse entre los cuatro mejores en un gran torneo.

Y ahí estaba de nuevo la oportunidad, a once metros. Casillas se hizo gigante ante los lanzadores italianos, detuvo dos lanzamientos y le ganó la partida a Buffon, impotente ante el último lanzamiento de Cesc Fábregas. España estaba en semifinales, acabó ganando el torneo y ahí empezó la leyenda de esta generación de oro.