Fernando Torres: se fue un 'Niño' y regresa un veterano en las horas más bajas de su carrera

  • El delantero de Fuenlabrada dejó el Atlético de Madrid en 2007.
  • Tras triunfar cuatro años en el Liverpool, su carrera tuvo un punto de inflexión en el año 2011, cuando se fue al Chelsea.
  • Nunca volvió a ser el de antes ni en los 'blues' ni en su última experiencia, en el Milan italiano, donde sólo ha marcado un tanto.
  • Llega al club de su infancia, cuya afición siempre le ha defendido en todo momento.
Imagen de 2007 correspondiente a la despedida de Fernando Torres como jugador del Atlético de Madrid. Siete años después, el ídolo de la afición rojiblanca regresa a la que fue su casa.
Imagen de 2007 correspondiente a la despedida de Fernando Torres como jugador del Atlético de Madrid. Siete años después, el ídolo de la afición rojiblanca regresa a la que fue su casa.
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Imagen de 2007 correspondiente a la despedida de Fernando Torres como jugador del Atlético de Madrid. Siete años después, el ídolo de la afición rojiblanca regresa a la que fue su casa.

Hay una vieja frase que dice "quiéreme cuando menos lo merezca, porque será cuando más lo necesite". Esta afirmación viene como anillo al dedo al caso del regreso de Fernando José Torres Sanz al Atlético de Madrid, siete años después de su marcha del club rojiblanco. En 2007, Torres dejó el Atleti ya con la aureola de uno de los delanteros más prometedores del mundo. Cumplió las expectativas en sus cuatro temporadas en el Liverpool, pero desde 2011 sufre una crisis de juego que intentará remediar donde mejor se curan las cosas: en casa.

Nacido en Fuenlabrada hace 30 años y nueve meses, a Fernando Torres le corre por las venas sangre rojiblanca desde que su abuelo materno, Eulalio, acérrimo colchonero, le inculcara a su nieto el amor por unos colores. Con sólo 11 años de edad ese amor cristalizó y Torres entró en el Atleti. Desde entonces, todo fue muy rápido: apenas seis años después, con 17, ya debutaba con el primer equipo. Era un 28 de mayo de 2001. El escenario, el Calderón. El rival, el Leganés (era el primero de los añitos en el infierno). Torres, que ya entre los atléticos era conocido como la gran promesa, tardó sólo una semana en marcar su primer gol, ante el Albacete. Al año siguiente, pese a no ser el mejor de Torres en el Atleti, el equipo ascendió.

Ya en Primera, y con tan solo 19 años de edad, Torres se hizo con el brazalete de capitán. Para muchos, fue una decisión precipitada que ponía excesiva presión en un jugador tan joven, pero reunía todas las características para serlo: canterano, goleador, con imagen...

Torres era el santo y seña de un equipo que no terminaba de cuajar buenas temporadas y que, desde luego, estaba lejos de los títulos. Pero Torres aderezaba estas discretas temporadas con grandes actuaciones. Así, se recuerda su golazo ante el Betis en la temporada 2003-2004. Había debutado con la selección, ese verano iría a la Eurocopa y ya llegaban cantos de sirena desde la Premier. Pero los caminos de Torres y el Atleti estaban destinados a separarse.

El 'Niño' había disputado el Mundial de Alemania el verano anterior (marcó tres goles) y estaba muy cotizado en Europa. Acababa de rechazar una oferta del dueño del Chelsea, Roman Abramovich, por seguir un año más en el Atleti. Pero el fuenlabreño se decidió de manera definitiva el 20 de mayo de 2007. Ese día, el Atleti recibía en el Calderón a un Barça que se jugaba el título con el Madrid. La afición colchonera, que siempre ve con buenos ojos fastidiar a su eterno rival de la capital, no dudó en ponerse de lado de los azulgrana. Pero aquello acabó como una humillación. El Barça ganó 0-6 ante una afición que se lo tomó a rechifla. Fernando Torres decidió ese día que su carrera no debía seguir en el Calderón.

La etapa del Liverpool

"His armband proved he was a red, Torres, Torres" ("Su brazalete probaba que era un 'red', Torres, Torres") cantaba Anfield Road a Torres. En efecto, en su brazalete de capitán del Atleti venía inscrito el lema "You'll Never Walk Alone" ("Nunca caminarás solo"), que a su vez es el lema del Liverpool. Torres mostraba desde siempre una gran simpatía por el mítico club inglés y allí desembarcó en el verano de 2007, acogido por un entrenador español como Rafa Benítez y tras el pago de cerca de 30 millones de euros y el traspaso de Luis García al Atleti. Torres se fue dejando una cosa clara: aquello no era definitivo. Volvería.

"Ha sido un placer, un orgullo. Como ha dicho Enrique (Cerezo), espero que esto sea un hasta luego, siempre en mi cabeza estará volver, estará volver algún día, cuando el club esté a la altura que se merece", dijo entonces el delantero. Cerezo, además, ejerció de pitoniso: El Atlético de Madrid te comprende y te deja partir, con la esperanza de que muy pronto, cuando nosotros disfrutemos de los éxitos deportivos que siempre hemos buscado, vuelvas con nosotros".

Los analistas preveían que el estilo de juego de Torres (arranque desde lejos, con potencia, y definición) se adaptaría como anillo al dedo de un fútbol como el de la Premier League. Estaban en lo cierto. En su primer partido oficial en Anfield marcó, curiosamente ante el Chelsea. Sería el primero de muchos, incluidos tripletes y dobletes. Una pancarta con su rostro adornó las gradas cerca de The Kop, la mítica grada de Anfield. Se convirtió en el mejor debutante de la historia del Liverpool, en función de los goles en su temporada de estreno. Esta temporada de ensueño la culminó Torres marcando nada menos que el gol decisivo en la final de la Eurocopa de 2008, ante Alemania en Viena. Precisamente en la celebración de este título, Torres no dudó en lucir una bandera del Atlético de Madrid en el autobús que homenajeó a los campeones por Madrid. Ese gesto reafirmaba que el fuenlabreño era un símbolo más del club colchonero, jugara donde jugara.

Su etapa en el Liverpool se saldó con las mejores sensaciones de su vida, pero sin títulos. Ya su participación en el Mundial de 2010 fue muy discreta, pese a lograr España su primer título. Buscándolos, el 31 de enero de 2011 Fernando Torres le rompe el corazón a la afición 'red' y ficha por el Chelsea del multimillonario ruso Roman Abramovich. Los casi 60 millones de euros que pagaron por él lo convirtieron en el jugador más caro de la historia del fútbol inglés y en el sexto más caro de todos los tiempos.

Las cosas en Londres no fueron bien: debutó en febrero y no pudo marcar su primer gol hasta finales de abril. Fue su único tanto en su primera temporada en el Chelsea. La siguiente temporada no fue mucho mejor. Acabó con solo 11 goles en 49 partidos, una cifra muy lejos de lo que se esperaba para un fichaje de su precio. Pero sí que encontró lo que le faltaba: un gran título a nivel de clubes, ya que ganó la Champions. Torres contribuyó con un gol en el último minuto de la semifinal ante el Barça en el Camp Nou. En la Eurocopa, donde España de nuevo ganó el título, el fuenlabreño, siempre bajo las críticas de la propia afición española, se convirtió casi a última hora en la Bota de Oro de la competición.

En su tercera temporada en el Chelsea, vio la llegada de Rafa Benítez, pero siguió con su línea discreta. Aún así, y como siempre hizo, logró un gol importante: uno de los dos que marcó su equipo en la final de la Europa League ante el Benfica. Era su segundo título Europeo. La llegada de Mourinho al año siguiente despertó alguna suspicacia, pese a lo cual el técnico luso le dio no pocas oportunidades, pero sólo marcó cinco goles en Liga, dos en Copa y otros cinco en Europa. La paciencia de Mou sólo duró un año y antes del comienzo de la temporada 2014/2015, fue cedido al Milan. En Italia ha acabado condenado al banquillo, en un equipo ya por sí deprimido desde hace años.

Llegado este punto, sólo había una posible solución: volver a casa. Su afición lo ha defendido siempre, hasta en los peores momentos. En el banquillo tiene a dos excompañeros y amigos, Diego Simeone y Germán Burgos, que cuentan con él y han pedido su presencia. Y como reto, demostrarle al mundo que el Niño no está acabado.

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