Las quemaduras de su cara aún reflejan la dureza de los 59 días de expedición en el Polo Sur, pero sus obligaciones como concejala de Medio Ambiente, Sanidad y Consumo por el Partido Socialista en el Ayuntamiento de Vigo no dan más tregua a Chus Lago. Cinco días después de llegar de la Antártida le esperaba su primer pleno. "La vuelta no es dura, duro fue estar allí, estaba deseando acabar la travesía", advierte la alpinista.

Su cabezonería ha llevado a esta gallega de 44 años a pasar las Navidades y su cumpleaños (25/12/1964) sola, a más de 50 grados bajo cero, con vientos de hasta 150 km/h para alcanzar el Polo Sur geográfico. Reconoce que "fue duro, sobre todo mentalmente, me costaba la rutina, el mismo cielo, el mismo paisaje todos los días".

El Polo, a lo americano

Después de casi dos meses en medio de un desierto de hielo, sin escuchar un ruido, su travesía le dejó sentimientos encontrados: "Estaba emocionada por haber llegado, pero a la vez desconcertada por lo que encontré: hay un despliege de medios americanos, de poder y ocupación. Más de 250 personas, avionetas llegando, un gimnasio, una biblioteca, un comedor, y hasta una sala de actividades".

Su imagen idílica del Polo Sur se diluyó, no estaba sola.

Durante los 1.200 kilómetros de recorrido Chus llegó a temer por su vida, pero aún más cuando vio el camino desde la avioneta de vuelta: "Pensé que podría haber sido aplastada por el viento o por mi cabeza", expresa sorprendida. El próximo objetivo tendrá que esperar, su cargo municipal es "difícil de compaginar con el alpinismo, no tengo tiempo para entrenarme".

"Prima la supervivencia"

La experiencia es un grado, y la que acumula Chus Lago después de 28 expediciones en 24 años le han hecho ir adquiriendo trucos para hacer la travesía más llevadera. "Lo que prima es la superviviencia, salir de la tienda lo más abrigada posible. Ya tengo mis truquillos para asearme, utilizo toallitas húmedos que las descongelo gracias al saco".

Nunca falta en su mochila "un botiquín bien equipado", y la comida, en bolsitas dosificadas y para el camino, frutos secos y galletas energéticas. "Tomamos sobres de comida liofilizada, que mezclada con agua la calientas y se hace puré". Todo el equipaje suma más de 100 kilos.

La escritora alpinista

Con 35 años, esta gallega se convirtió en la primera mujer española y tercera del mundo en escalar el Everest sin ayuda de oxígeno artificial. Nueve años más tarde, y en su segunda visita, ha logrado fotografiarse junto a la estaca que marca el Polo Sur geográfico. Entre expedición y expedición, le gusta recoger sus memorias. Su siguiente libro se publicará en un año.