Aunque los de Schuster, que ayer no pudo estar en el banquillo por sanción, arrancaron el duelo con una buena imagen que prometía grandes cosas, sus buenas intenciones se diluyeron con el tiempo y el duelo se convirtió en un intercambio de imprecisiones, faltas... Sólo las jugadas a balón parado rompían un poco la rutina de juego de ambos equipos.

Pasada media hora, el Levante ofreció una aparente mejora y puso a trabajar a Abbondanzieri, que, una vez más, cumplió su papel.En el último cuarto mejoraron algo los azulones, pero nada reseñable.