La sequía avanza imparable en toda Europa. Un 46 por ciento del territorio, incluyendo al Reino Unido, está en alerta naranja y un 11 por ciento en alerta roja. La situación es, especialmente, crítica en España donde el volumen de los embalses está un 31 por ciento por debajo de la media de los últimos 10 años. La falta de lluvias unida a las cada vez más intensas, frecuentes y largas olas de calor son el caldo de cultivo perfecto para los voraces incendios forestales: la principal causa de la desertización. El cambio climático está secando el planeta a un ritmo vertiginoso y cada vez nos acercamos más a un punto de no retorno.