Toda ayuda será poca. Hasta ahora los equipos locales de rescate trabajan apenas básicamente con sus propias manos. Con apenas máquinas, sin un solo perro. Metiéndose sin protección en el laberinto de escombros. Que se extiende allá donde alcanza la mirada en una ciudad como Los Cayos. 

Cuarenta y ocho horas después, la probabilidad de encontrar supervivientes es prácticamente cero. Toda la zona está completamente destruida, cuenta esta mujer. Ha muerto muchísima gente. La última cifra oficial sitúa los fallecidos ya en mil trescientos, pero seguirá subiendo -y bastante- en los próximos días. 

Necesitamos tiendas de campaña desesperadamente, asegura este vecino. Al menos treinta mil, para albergar a todos los que se han quedado sin hogar en la zona. Para colmo de males, se aproxima a Haití una fuerte tormenta tropical que ralentizará aún más las labores de rescate y el reparto de la ayuda humanitaria que viene en camino.