La Escuela de Equitación Española que se mantiene sin cambios desde el siglo XVI y no está en España

Cabriola sobre caballo lipizzano.
Cabriola sobre caballo lipizzano.
© Rene van Bakel
Cabriola sobre caballo lipizzano.

La Escuela Española de Equitación en Viena, en Austria, es la única institución del mundo que se mantiene sin cambios y cuida desde el Renacimiento hasta hoy el arte de la doma clásica. Los caballos lipizzanos provienen de los antiguos caballos carsos de Lipica, en Eslovenia. Hoy los caballos de esta raza descienden de una mezcla de estos eslovenos con caballos que llevó desde España un nieto de los Reyes Católicos y con otros de razas napolitana y árabe. La doma y la danza que se hace en la Escuela es española cien por cien.

Los caballos lipizzanos de hoy descienden de la mezcla varias razas, pero la doma y la danza que ejecutan en Viena es cien por cien española 

El emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Fernando I había nacido en Alcalá de Henares, su lengua materna era el español, era hijo de Felipe el Hermoso y Juana de Castilla, hermano por tanto de Carlos I. Esta orientación histórica nos pone en antecedentes para comprender por qué el emperador llevó en 1521 una yeguada española al Imperio Austrohúngaro y fundó un picadero, cuyos primeros documentos datan de 1565, un año después de su muerte. Aquellos soberbios caballos españoles mantuvieron su adiestramiento natal y contribuyeron al germen de una nueva raza equina, la lipizzana, nombre adoptado en el siglo XIX por ser el lugar donde se instalaron por primera vez, Lipica, en la actual Eslovenia.

Las caballerizas del Palacio Hofburg

Fue su hijo Maximiliano II quien inició unos años después la construcción de las caballerizas de Stallburg en el Palacio Hofburg de Viena. Las relaciones entre ambos imperios se mantuvieron fructíferas con los dos nuevos emperadores. Felipe II había consolidado a España como primera potencia mundial y su hermana María estaba casada con Maximiliano, ejerciendo a la perfección como emperatriz y ángel espía, según las crónicas.

El hermano de Carlos V y nieto de los Reyes Católicos llevó en 1521 una yeguada española al Imperio Austrohúngaro 

Los emperadores, además de primos y cuñados, eran extremadamente cultos y mantuvieron buena relación escrita, preocupados por asuntos políticos y religiosos, pero también con el buen ánimo de impulsar las artes en sus imperios. Otra gran pasión les unía, la equitación. Así que los caballos con sangre española, ya con caballeriza real y duro entrenamiento, dieron nombre a la Escuela Española de Equitación en el Imperio Austrohúngaro. Los lipizzanos pueden presumir de ser la raza de caballo doméstico más antigua del viejo mundo y la Alta Escuela Española de Arte Ecuestre Clásico de Viena la única que mantiene intacta su esencia.

Escuela Española de Equitación de Viena.
Escuela Española de Equitación de Viena.
Rene van Bakel

El picadero más impresionante

Y en el siglo XVIII se construyó, para un perfecto y espléndido lucimiento ecuestre, el picadero más impresionante del mundo, la Escuela de Equitación de Invierno en el Palacio Hofburg. Es la única institución ecuestre que se mantiene intacta desde tiempos renacentistas, preservando los principios de la doma clásica a lo largo de los siglos; armonía, gracia, elegancia, equilibrio, precisión de movimientos y todo en una perfecta comunicación entre jinete y caballo. Juntos deben flotar sobre el suelo en uno de los espectáculos más bellos del mundo. Una herencia cultural que le ha valido el ingreso en la lista de la Unesco del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Esta escuela ofrece 80 veces al año uno de los espectáculos de equitación más bellos del mundo

Elegancia, belleza y perfección fueron las cualidades que el emperador Fernando quiso importar desde España a su nuevo imperio, a sabiendas de que el Sacro Imperio Romano Germánico era digno de todo lo mejor. Aquellas premisas que le impulsaron a importar los caballos españoles fueron respetadas por sus sucesores que condujeron la Escuela a lo más alto, construyendo unas instalaciones acordes y exquisitas. El caballo imperial lipizzano, en origen medio español, se reveló como el equino perfecto para los espectáculos de la corte vienesa y poco a poco fue evolucionando hasta conseguir el ideal de la cría imperial barroca.

La sintonía entre caballos y jinetes ha de ser plena.
La sintonía entre caballos y jinetes ha de ser plena.
Michael Rzepa

El Ballet de los caballos blancos

No se debería abandonar Viena sin visitar la Escuela Española de Equitación del Hofburg y presenciar el Ballet de los Caballos Blancos en uno de los 80 espectáculos de doma clásica que se celebran al año o atender a los entrenamientos diarios. También es posible mediante visita guiada escuchar las explicaciones históricas y conocer los establos de la raza imperial lipizzana.

Las curiosidades caracterizan a esta Escuela centenaria que practica el arte ecuestre con las doctrinas griegas de Jenofonte del 400 a.C., según las cuales caballo y jinete se funden en el baile con destreza y armonía. Tradiciones que en origen se transmitían de padres a hijos y ahora se hace de igual modo, pero de Jinetes Jefes a Jinetes Eleves. Cada Eleve debe durante años entrenar su propio caballo hasta llegar a la perfecta integración.

La Escuela es Patrimonio de la Humanidad.
La Escuela es Patrimonio de la Humanidad.
Rene van Bakel

Jornada laboral intensa

La jornada laboral comienza a las seis de la mañana en el Palacio Hofburg con el desayuno y los rituales higiénicos adecuados. El entrenamiento de los 74 sementales blancos incluye un paseo y ejercicio en el más grande picadero al aire libre del mundo. Se trata de un entrenamiento duro y complejo donde la cooperación mutua es fundamental, prácticamente caballo y jinete deben ser uno. El caballo además necesita desarrollar toda su musculatura para no sufrir daño alguno. El almuerzo es puntual a las 13 horas y se cena a las cinco de la tarde, que hay que madrugar.

Cada año se presentan a la Escuela Española de Equitación unos doscientos aspirantes a jinetes, pero solo unos pocos son aceptados

Durante 24 horas al día y siete días a la semana las estrellas blancas son cuidadas por sus propios jinetes y un elenco de profesionales entre maestros y mozos de cuadra, veterinarios, nutricionistas, quiroprácticos y herradores. Los sementales no podrán enfrentarse al público hasta pasados seis años de entrenamiento. En cuanto a los jinetes, cada año se presentan a la Escuela Española de Equitación doscientos aspirantes, pero solo unos pocos son aceptados; en la actualidad son casi todas mujeres.

Los lipizzanos nacen oscuros y luego se vuelven blancos.
Los lipizzanos nacen oscuros y luego se vuelven blancos.
Rene van Bakel

El color también aporta dosis de tradición; si las yeguadas españolas eran oscuras, con las modas venideras se impuso el blanco. Sin embargo, debe haber al menos un semental oscuro casi a modo de amuleto de la suerte para la Escuela. Los descendientes de aquellos caballos españoles nacen y se crían desde 1920 en la yeguada Lipizzan Stud Piber y cuentan con un exhaustivo y manuscrito Libro Genealógico Original para asegurar que el pedigrí de cada caballo se remonte a más de 200 años. El color más habitual de estos caballos es el blanco y el gris. Se calcula que en torno al 90% de los ejemplares tienen esta capa, aunque los potros nacen oscuros y tornan a estos colores normalmente entre los seis y diez años.

Caballos en la yeguada Lipica de Eslovenia.
Caballos en la yeguada Lipica de Eslovenia.
Getty Images/iStockphoto

Caballos con vacaciones

La yeguada lipizzana asegura la continuidad de la raza manteniendo los más altos requisitos de cuidados, bienestar y cría. En este bello lugar cerrarán el círculo de su vida, volviendo tras la jubilación. La Yeguada de Piber es una impresionante atracción turística para los amantes de la equitación.

Junto con los caballos de tiro, los lipizzanos son los únicos caballos del mundo en tomarse unas bien merecidas vacaciones, acudiendo cada año desde los lujosos establos de Hofburg a la hermosa región de viñedos de la Baja Austria. Su residencia de verano es Heldenberg, rodeada de bosques y praderas y son acomodados en espaciosos boxes. Allí disfrutarán de siete semanas de relax y descanso con un entrenamiento más suave.

Los lipizzanos de Viena acuden cada año por vacaciones a la hermosa región de viñedos de la Baja Austria

Este impresionante legado histórico de armonía, equilibrio y elegancia, símbolo de tradición y cultura vienesa, tiene sus propios bombones, los Lipizzanerkugel, elaborados con mazapán de almendra y chocolate. Se fabrican desde 1850 y pueden comprarse junto a otros artículos en la Lipizzaner-Store, en la plaza de San Esteban de Viena.

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