La atracción poco conocida de Sevilla con obras de Murillo que te va a sorprender

El filántropo Miguel Mañara impulsó en el siglo XVII, en el barrio del Arenal, una de las grandes obras del barroco menos conocidas de la capital andaluza
Capilla de San Jorge, levantada sobre planos del arquitecto Pedro Sánchez Falconete en 1644.
Capilla de San Jorge, levantada sobre planos del arquitecto Pedro Sánchez Falconete en 1644.
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Capilla de San Jorge, levantada sobre planos del arquitecto Pedro Sánchez Falconete en 1644.

Triste, cabizbajo, meditativo, con los ojos empañados por lágrimas de pena inmensa y oraciones que en bucle se repetían en su mente. Así paseaba a lomos de su corcel Miguel Mañara una tarde de 1661. Era noble, rico y joven, pero el amor de su vida, su también joven esposa, Jerónima María, había fallecido. Vagaba sin rumbo fijo por las calles de Sevilla cuando su rumbo se fijó para siempre. No sabía cómo había llegado hasta allí, pero estaba en el barrio del Arenal, el que rodeaba las Reales Atarazanas, y uno de los más pobres de la capital hispalense.

El Hospital de la Caridad de Sevilla conecta directamente con el alma barroca de la Sevilla del Siglo de Oro

Las Reales Atarazanas fueron mandadas construir en 1248 por Fernando El Santo tras conquistar Sevilla. Quiso el rey un gran astillero para construir galeones que protegieran las costas del aún enemigo musulmán. La playa fluvial con salida al Guadalquivir era el lugar perfecto. Su hijo Alfonso, que era un diez y además sabio, las inauguró en 1252. Son las más grandes y antiguas de España y, gracias a los astilleros, el puerto de Sevilla se convirtió en el más importante del mundo.

Fachada del Hospital de la Caridad de Sevilla.
Fachada del Hospital de la Caridad de Sevilla.
Carla Royo-Villanova

Tiempos de crisis

Funcionaron sin descanso hasta tiempos de Felipe II, quien decidió ubicar los nuevos astilleros en el norte de España por la mejor calidad de las maderas. Las Reales Atarazanas fueron quedando como lonja de pescado, pero se inundaban con frecuencia y poco a poco el barrio del Arenal entró en decrepitud, decadencia y máxima pobreza.

Los hermanos de la Caridad acompañaban al patíbulo a los ajusticiados y recogían a los ahogados y muertos por la hambruna 

A mediados del siglo XV se crea la Hermandad de la Santa Caridad, con base en la primitiva Capilla de San Jorge, cerca de las Atarazanas, para que un grupo de hermanos pudieran acompañar al patíbulo a los ajusticiados, dándoles consuelo y luego sepultura. También recogían ahogados y muertos por hambruna o las muchas epidemias de la época. A todos les daban digna y cristiana sepultura y ofrecían comida y cobijo a los más desamparados.

Cuatro cuadros de Bartolomé Esteban Murillo.
Cuatro cuadros de Bartolomé Esteban Murillo.
Carla Royo-Villanova

Lo mejor para los pobres

En tan noble tarea estaban los hermanos de la Caridad cuando el afligido Mañara se topó con ellos y su vida volvió a tener sentido. Unos meses después de aquel encuentro Miguel Maraña ingresaba en la Hermandad y, con su gran poder económico, ayudó a terminar la Iglesia de San Jorge, levantada sobre planos del arquitecto Pedro Sánchez Falconete en 1644. Pero quiso lo mejor para los pobres, y encargó a los artistas más renombrados de la época que decoraran los retablos y paredes de su pequeña iglesia.

Así fue como en 1674 se inauguró el interior eclesiástico más deslumbrante del Barroco español. Los retablos eran de Bernardo Simón de Pineda; las esculturas, de Pedro Roldán, uno de los escultores del Siglo de Oro y la Escuela Barroca Sevillana más importantes, con piezas maestras por toda España, incluidas las de la Catedral de Sevilla y varias hermandades.

Las pinturas para la Iglesia de la Caridad se encargaron a los dos más grandes representantes de la pintura barroca: Valdés Leal y Murillo

La expresión del conjunto tallado para la Iglesia de la Caridad tiene una expresividad que no deja indiferente a nadie, toda una llamada a los sentimientos más profundos. Las pinturas fueron encargadas nada más y nada menos que a los dos más grandes representantes de la pintura barroca, Juan de Valdés Leal y Bartolomé Esteban Murillo.

Marisa Caballero Infante, directora del Museo de la Caridad, nos explica que todo el programa iconográfico gira en torno a la entrega al prójimo, a través de los magníficos lienzos y esculturas. Así, las pinturas de Murillo representan las obras de caridad corporales que han de hacer los cristianos para alcanzar el Cielo tras el Juicio Final.

Patio del Hospital de la Caridad.
Patio del Hospital de la Caridad.
Carla Royo-Villanova

Pinturas sobre la caridad

En concreto Murillo pintó seis cuadros de gran envergadura. “Jesús y el paralítico”, como muestra de visitar al enfermo; “La liberación de San Pedro”, símbolo de liberar al cautivo; “Abraham y los tres Ángeles”, que muestra la caridad de dar posada al peregrino y casa a quien no la tiene; “El regreso del hijo pródigo”, evocando el vestir al desnudo; “Moisés y la roca de Horeb”, para representar el dar de beber al sediento, y “La multiplicación de los panes y peces”, claramente dar de comer al hambriento.

Murillo refleja en sus pinturas las obras de caridad que deben realizar los cristianos para alcanzar el Cielo 

Además de las seis obras de caridad se le encargaron dos cuadros más con las principales obligaciones de los hermanos de la Caridad, y así representó a “Santa Isabel de Hungría curando a los tiñosos”, como símbolo de la obligación que tienen de ayudar y auxiliar, y a “San Juan de Dios transportando a un enfermo”, como obligación de los hermanos de llevar a los enfermos y pobres al hospicio.

Fantástico retablo de Pedro Roldán.
Fantástico retablo de Pedro Roldán.
Carla Royo-Villanova

Casa y cobijo

Para entonces Miguel Mañara ya había concluido el Hospital de la Caridad y ahora tendrían un lugar más que digno para cuidar y dar casa y cobijo a todo aquel que lo necesitara, que eran muchos pues Sevilla atravesaba una profunda crisis social que dejó una pobreza extrema, enfermedades, hambre y muerte. El hospicio llegó a tener 500 acogidos.

En la actualidad el hospicio acoge a 83 ancianos que viven en habitaciones individuales y en régimen de pensión completa

Gracias a sus estudios y cultura, Mañara reorganizó toda la estructura de la Hermandad, y al terminar el Hospital se trasladó allí a vivir junto a ellos. Hasta su muerte en 1679 les dedicó su vida y marcó las bases de la labor de los hermanos, cuyas premisas principales serían y siguen siendo la misericordia y la caridad. Esta labor de protección al desamparado ha continuado vigente. En la actualidad acogen a 83 ancianos en soledad y pobreza que viven en habitaciones individuales con baño y en régimen de pensión completa.

Sala de reunión de los hermanos de la Caridad, tal cual la dejó Miguel Mañara.
Sala de Cabildos de los hermanos de la Caridad, tal cual la dejó Miguel Mañara.
Carla Royo-Villanova

Donaciones privadas

La Hermandad vive exclusivamente de donaciones privadas. Tienen un fabuloso cuadro médico de voluntarios, un capellán que vive en la Caridad y los quinientos hermanos de hoy en día tienen el compromiso de atenderles personalmente durante un mes al año, haciendo honor a las palabras de Mañara: “Ellos son nuestros amos y señores”. Más de una vez han temido por el cierre, pero en el último momento siempre aparece una aportación que les permite seguir amando con caridad y misericordia.

En 1862 la reina Isabel II cumplió la tradición de besar la mano al pobre más antiguo acogido en el Hospital de la Caridad

La reina Isabel II estuvo en la Caridad el 19 de septiembre de 1862 y fue nombrada Hermana Mayor Perpetua. Como anécdota, cumplió la tradición real de besar la mano al pobre más antiguo de la casa y el momento quedó reflejado en un cuadro de José Roldán. Un siglo después Doña María de las Mercedes de Borbón y Orleans también visitó la Caridad.

Panorámica de la Iglesia de San Jorge.
Panorámica de la Iglesia de San Jorge.
Carla Royo-Villanova

Expolio francés

Terminamos con otra anécdota: cuatro de los ocho grandes cuadros de Murillo fueron expoliados en 1810 por el mariscal Stoult durante la invasión francesa. Actualmente se encuentran en la National Gallery de Londres, en el Hermitage de San Petersburgo, en la Galería Nacional de Ottawa (Canadá) y en la Galería Nacional de Arte de Washington D.C. La Hermandad solicitó permisos para hacer sus reproducciones, ya que fueron pintados para la Iglesia de San Jorge y para representar los valores de la Hermandad, única, por cierto, que no procesiona durante la Semana Santa de Sevilla, pues su labor va por dentro, “que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha”. Miguel Mañara fue declarado Venerable por el Papa Juan Pablo II y está en proceso de Beatificación.

El Hospital de la Caridad está abierto al público, ofrece visitas guiadas y es posible conversar con los ancianos que allí residen

El Hospital de la Caridad está abierto al público, ofrece visitas guiadas y es posible conversar con los ancianos que allí residen. El horario de visitas es de lunes a viernes de 10:30 a 19:00 horas (última entrada a las 18:30) y sábados y domingos de 14:00 a 19:00 horas (última entrada a las 18:30). Los domingos de 16:30 a 18:30 horas la visita es gratuita.

Estatua de Miguel Mañara en Sevilla, impulsor del Hospital de la Caridad.
Estatua de Miguel Mañara en Sevilla, impulsor del Hospital de la Caridad.
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