Tercer trimestre de 2009. El paro en la región vuelve a subir. Ahora la tasa ya llega al 14,37% de la población activa. Son casi 484.000 desempleados. Pero no hay que olvidar lo que la frialdad de estas cifras esconde: el drama humano que para muchas familias representa quedarse sin trabajo.

Otro dato tal vez pueda representar mejor este drama. Desde 2007, el porcentaje de viviendas familiares (incluyendo a los que viven solos, matrimonios con y sin hijos) de la región donde todos sus componentes activos (ocupados o que buscan activamente trabajo) están parados ha pasado del 1,44% en 2007 al 5,59% en 2009. Es decir, actualmente 129.816 familias madrileñas tienen a todos sus miembros sin trabajo, según datos del INE facilitados por CC OO.

El mismo aumento han registrado los hogares en los que al menos la mitad de sus componentes están parados. Han subido del 6,9% en 2007 al 16,45% en 2009 (393.630 de los 2.322.300 hogares que, según el INE, hay en la comunidad. Es decir, 1 de cada 6).

Ayudas a parados

Según Mari Cruz Elvira, secretaria de Empleo de CC OO, "es necesario mejorar las políticas de protección social para que estas familias de parados no caigan en la marginación". Además, el riesgo de exclusión aumenta porque mientras pasa el tiempo, ningún miembro encuentra trabajo y la amenaza de que el subsidio de desempleo se agote se cierne sobre ellos.

Sin embargo, la crisis económica también ha llegado a las Administraciones, y las ayudas para desempleados no han subido precisamente. Para 2010, la Comunidad ha presupuestado 20 millones de euros menos para el Servicio Regional de Empleo, "y el seguro de paro de autónomos del Gobierno central es una compra de votos. Lo que necesitamos los parados es más ayudas, como desgravaciones en Hacienda, por ejemplo", demanda Santos Prieto, portavoz de la asociación de desempleados de Fuenlabrada. "Además, ni siquiera nos queda la posibilidad de trabajar en negro. Las empresas ya no tienen dinero ni para eso", apostilla.

"Estamos flotando a la deriva"

Nochebuena en casa de los Gutiérrez, uno de las muchos hogares de la región en el que todos sus miembros están sin trabajo. El frugal menú de la velada va en consonancia con los tiempos de crisis que se viven: "Una sopa de tomate, pimientos verdes, huevos y patatas fritas", explica Ángel (56 años), el cabeza de una familia que, tal y como él mismo describe, está "flotando a la deriva". Ninguno de sus miembros trabaja, y no por falta de ganas, si no porque les resulta imposible. Delia, la madre, padece cáncer de colon. Javier, el pequeño (22 años), acaba de terminar Economía y no para de echar currículos. Mientras que el mayor, Miguel Ángel (25 años), está en el paro y es el único que cobra el subsidio, no como su padre, a quien se le acabó hace unos meses. "Menos mal que ya no pagamos la hipoteca, porque estamos viviendo del aire", dicen.