Leche de vaca para alimentar a los niños: ¿Es recomendable? ¿Qué cantidad se recomienda?

La leche de vaca sigue siendo una fuente importante de nutrientes para los niños, importante en la salud ósea y el crecimiento, pero  no es tan absoluto como se creía hace unas décadas. Es fundamental considerar las necesidades individuales de cada niño y buscar opciones adecuadas en caso de intolerancias.
Un padre vierte leche de vaca en tazones para el desayuno de sus hijos.
Un padre vierte leche de vaca en tazones para el desayuno de sus hijos.
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Un padre vierte leche de vaca en tazones para el desayuno de sus hijos.

La leche de vaca ha sido un componente esencial en la alimentación infantil durante décadas, no sólo en España si no a nivel internacional, y su relevancia sigue siendo motivo de debate en la comunidad médica y nutricional. Analizando las recomendaciones de diversas organizaciones de salud y los hallazgos de estudios científicos, es posible comprender mejor el papel que desempeña este alimento en el crecimiento y desarrollo de los niños.

El Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría, la Fundación Española de la Nutrición y la Fundación Iberoamericana de Nutrición publicaron un decálogo en el que defendieron la importancia del consumo de leche de vaca por parte de los niños. En el punto número 1 sostienen lo siguiente: "La leche es un alimento básico dentro una dieta variada y equilibrada: se recomienda el consumo de 2-3 raciones diarias de leche y lácteos a partir de los 12 meses de edad".  

La leche es un alimento básico dentro una dieta variada y equilibrada

Según la Academia Estadounidense de Pediatría, la leche de vaca es una opción segura para los niños mayores de 1 año, pero no se recomienda antes de esa edad debido a la posible falta de ciertos nutrientes y a la dificultad para digerirla adecuadamente. Asimismo, destacan la importancia de la leche entera en la dieta de los niños de 1 a 2 años, ya que la grasa que contiene es crucial para el desarrollo cerebral.

Expertos que dudan sobre los beneficios de la leche

Aunque se ha promocionado ampliamente la leche de vaca como esencial para el crecimiento y la salud ósea, algunos expertos discrepan de esta idea. El profesor Walter Willett, de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard, sugiere que una dieta variada puede suplir los nutrientes que proporciona la leche, y que un consumo excesivo de lácteos no necesariamente conduce a una mejor salud ósea.

En casos de intolerancia a la lactosa o alergias a la leche, se sugiere buscar alternativas adecuadas para garantizar una ingesta adecuada de nutrientes. La leche de soja fortificada es una opción recomendada por su perfil nutricional comparable al de la leche de vaca. Además, las leches vegetales fortificadas pueden ser una alternativa para aquellos que siguen dietas basadas en plantas.

Mantequilla, harina, leche, sal y nuez moscada, ingredientes de la bechamel.
Mantequilla, harina, leche, sal y nuez moscada, ingredientes de la bechamel.
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Elena Blanco y Gonzalo Oñoro, autores del blog Dos Pediatras en Casa, aseguran que "la leche de vaca no es obligatoria. A todas luces no lo es. Lo que es obligatorio es que los niños (y los adultos) tomemos a diario el calcio que nuestro cuerpo necesita. Si este calcio proviene de la leche, pues fenomenal, pero si proviene de otra fuente, pues fenomenal también".

Si bien la leche de vaca sigue siendo una fuente importante de nutrientes para los niños, su papel en la salud ósea y el crecimiento no es tan absoluto como se creía hace unas décadas. Es fundamental considerar las necesidades individuales de cada niño y buscar opciones adecuadas en caso de intolerancias o preferencias dietéticas. Mantener una dieta variada y equilibrada sigue siendo la clave para una nutrición infantil óptima.

Qué cantidad se recomienda

El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (US Department of Agriculture) recomienda las siguientes cantidades diarias de lácteos para niños y adolescentes:

• Menores de 2 años: De 1 a 2 tazas (400 a 800 mililitros [mL)

• De 2 a 8 años: 2 a 2½ tazas (480 a 600 mL)

• De 9 a 18 años: 3 tazas (710 mL)

Qué aportan 100 cl de leche de vaca

Para evitar los picos de glucemia, la leche de vaca debe ser entera.
Para evitar los picos de glucemia, la leche de vaca debe ser entera.
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100 centilitros (cl) de leche de vaca proporcionan aproximadamente:

Calcio: Alrededor de 120-130 miligramos. El calcio es esencial para la salud ósea y dental, así como para la función muscular y nerviosa.

Proteínas: Aproximadamente 3-4 gramos. Las proteínas son fundamentales para el crecimiento y reparación de tejidos, así como para la producción de enzimas y hormonas.

Grasas: Dependiendo del tipo de leche (entera, semidesnatada, desnatada), la cantidad de grasa puede variar. La leche entera contiene alrededor de 3.5-4 gramos de grasa por cada 100 cl, mientras que las versiones desnatadas pueden tener menos de 0.5 gramos.

Vitaminas: La leche de vaca es una buena fuente de vitaminas A, D, y B12. La vitamina A es importante para la visión y la salud de la piel, la vitamina D es necesaria para la absorción de calcio y el mantenimiento de huesos y dientes fuertes, y la vitamina B12 es esencial para la formación de glóbulos rojos y la función neurológica.

Carbohidratos: La leche contiene lactosa, un tipo de azúcar natural presente en los lácteos. En 100 cl de leche, puede haber alrededor de 5-6 gramos de carbohidratos en forma de lactosa.

Otros nutrientes: La leche también proporciona pequeñas cantidades de otros nutrientes como potasio, fósforo, magnesio y zinc, que son importantes para diversas funciones corporales.

Cuándo no se debe tomar leche de vaca

La leche y sus derivados son una de las principales deficiencias en la dieta de los niños españoles.
Una niña trata de eludir en consumo de lácteos.
PULEVA

La leche de vaca puede no ser adecuada para ciertas personas en los siguientes casos:

Alergia a la leche: Hay personas que sufren alergia a las proteínas presentes en la leche de vaca. Ello puede causar síntomas como erupción cutánea, hinchazón, dificultad para respirar y en casos graves, anafilaxia. En estos casos, se debe evitar la leche de vaca y cualquier producto lácteo que la contenga.

Intolerancia a la lactosa: Algunas personas no producen suficiente lactasa, la enzima necesaria para digerir la lactosa, el azúcar presente en la leche. Esto puede provocar síntomas como hinchazón abdominal, gases, diarrea y malestar estomacal después de consumir productos lácteos. Las personas con intolerancia a la lactosa pueden necesitar evitar o limitar el consumo de leche de vaca, optando por alternativas sin lactosa o suplementos de lactasa.

Problemas digestivos: Incluso sin una alergia o intolerancia diagnosticada, hay personas que pueden experimentar malestar gastrointestinal después de consumir leche de vaca. Esto puede ser debido a sensibilidad a las proteínas lácteas o a otros componentes de la leche. En estos casos, se puede considerar la reducción o eliminación del consumo de leche de vaca para aliviar los síntomas.

Preferencias dietéticas: Determinadas personas eligen no consumir productos lácteos por razones éticas, ambientales o personales. En estos casos, se pueden encontrar alternativas a la leche de vaca, como leches vegetales (soja, almendra, avena, coco, etc.), que pueden ser igualmente nutritivas y adecuadas para la salud.

Referencias

American Academy of Pediatrics. (s/f). Switching To Cow’s Milk. Recuperado de https://www.healthychildren.org/English/ages-stages/baby/feeding-nutrition/Pages/switching-to-cows-milk.aspx

Harvard T.H. Chan School of Public Health. (s/f). The Nutrition Source - Calcium and Milk: What’s Best for Your Bones and Health? Recuperado de https://www.hsph.harvard.edu/nutritionsource/calcium-full-story/

US National Library of Medicine. (2022). MedlinePlus - Cow's Milk - Infants. Recuperado de https://medlineplus.gov/ency/article/002448.htm

Villamil, R., Robelto, G. E., Mendoza, M. C., Guzmán, M. P., Cortés, L. Y., Méndez, C. A., & Giha, V. (2020). Desarrollo de productos lácteos funcionales y sus implicaciones en la salud: una revisión de literatura. Revista chilena de nutrición, 47(6), 1018-1028. https://doi.org/10.4067/s0717-75182020000601018

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