Escuchamos música cuando estamos de buen humor, nos invita a bailar y disfrutar, pero también es nuestra compañera en la melancolía y los momentos tristes, era una cuestión de tiempo que un estudio señalara que, además, también puede ayudarnos a perder peso. Según un estudio del Instituto DYM, en España una de cada cinco personas hace dieta de forma asidua, pero seguramente no todos ellos conozcan la importancia de tener una banda sonora adecuada.
Es de sobra conocido que la música tiene efectos beneficiosos sobre nuestra salud, mejora el estado de ánimo, reduce el estrés y calma el dolor. Ayuda al cerebro a formar patrones, lo que favorece la memoria, también favorece el sueño y puede beneficiar a pacientes con síntomas depresivos, mejora la circulación e invita al optimismo. También puede influir en nuestra alimentación y pérdida de peso.
Así influye la música en la alimentación
Según confirma un estudio publicado en la revista The Journal of the Academy Marketing Science, la música que escuchamos puede influir en el menú que seleccionamos a la hora de comer. Asegura que cuando se escucha música lenta y a bajo volumen, las personas tienden a comer más saludable; por otro lado, cuado esta es más movida y a un volumen elevado, en lugar de llevar una alimentación equilibrada, se suelen escoger alimentos más calóricos y poco saludables.
Música y ejercicio físico, un gran tándem
A pesar de todos los beneficios que tiene la música, escucharla mientras hacemos ejercicio no hará que automáticamente seamos unas estrellas del deporte que estamos practicando, pero sí que puede ayudarnos a mejorar la concentración, evitando que nos distraigamos con otros ruidos, sentirnos más motivados y minimizar la sensación de fatiga. Además, la música ayuda a marcar el ritmo al que entrenamos.
De hecho, en un estudio de la Brunel University de Londres, recogido por Women’s Health, estudiaron esto y llegaron a la conclusión de que el ritmo de la música puede guiar un entrenamiento logrando que resulte más efectivo. Tal y como confirmaban en el citado medio, recomendaban canciones de unos 120 BPM (beats por minuto) para un calentamiento aeróbico, los de 110-128 para ejercicios de fuerza, y los de 160, para entrenamiento cardiovascular.
Al parecer, escuchar música mientras se hace ejercicio no solo ayuda a la motivación y a marcar el ritmo, también puede hacer que los resultados sean más eficaces, sobre todo en el caso de la pérdida de grasa, tal y como quedó patente en el documental Trust me, I'm a Doctor, de la BBC.
En él hacían un experimento en el que comparaban los resultados obtenidos entre personas que caminaban al ritmo de la música y aquellos que no lo hacían. Unos caminaban 10.000 pasos solo con la compañía de su podómetro para contar los pasos, los otros caminaban durante 30 minutos mientras escuchaban música; ambos caminando a buen ritmo.
Los resultados mostraban que quienes caminaban escuchando música lo hacían de manera más enérgica y lograron reducir su grasa corporal más que el otro grupo (un 2,4% frente al 1,8% que consiguieron reducir los otros).
La música no solo tiene beneficios para nuestra mente, también puede ser clave en la salud de nuestro cuerpo y una gran ayuda a la hora de perder peso, en el marco de una dieta equilibrada y ejercicio físico. Por supuesto, una buena playlist nunca sustituirá a las recomendaciones de un profesional del sector, que serpa quien se encargue de desarrollar la mejor estrategia a la hora de ayudarnos a perder peso, teniendo en cuenta todos los factores necesarios y no solo los más conocidos.
Referencias
Eshi. (2023). ¿Qué efectos tiene la música en la práctica del deporte? ESHI. https://eshi.es/blog/efectos-la-musica-la-practica-del-deporte/
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