Mucho más que un catarro persistente, señales de alarma ante una neumonía

  • El  12 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Neumonía, una enfermedad que provoca en España unas diez mil muertes al año.
Neumonía
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FLICKR//SCOTT FELDSTEIN - Archivo
Neumonía

La neumonía es una enfermedad del sistema respiratorio que consiste en la inflamación de los espacios alveolares, los sacos aéreos, de uno o de los dos pulmones. Esta enfermedad, que puede estar causada por varios patógenos, puede variar mucho en gravedad, pues hay casos que se pueden tratar en casa sin ninguna complicación y otros en los que se requiere de hospitalización, respiración asistida o terminar en fallecimiento. De hecho, la neumonía es la primera causa de muerte por infección, la sexta de mortalidad en general y la mortalidad global es del 10%. En España, por ejemplo, provoca unas 10 mil muertes el año, sin contar las ocasionadas por la neumonía bilateral que puede causar el coronavirus.

Reconocer los primeros signos de la infección es muy importante para evitar que se complique y derive en casos más graves o que deje secuelas.

¿Qué provoca la neumonía?

Las neumonías adquiridas en la comunidad, que son las más frecuentes, pueden estar causadas por varios patógenos. Los más comunes son las bacterias -como el neumococo o streptococcus pneumoniae-, pero también pueden estar ocasionada por hongos (Pneumocystis, Cryptococcus…) o virus, como los de la gripe, el SARS-CoV-2 o incluso los virus del resfriado. Y es que, aunque no es habitual, lo que a priori parecía un resfriado persistente puede derivar en una neumonía. Esto ocurre sobre todo en personas que ya de por sí tienen factores de riesgo, como ser menores cinco años o mayores de 65 años, tener patologías crónicas previas (sobre todo respiratorias, como EPOC o fibrosis quística), estar inmunodeprimidas o fumar.

Además, la neumonía en sí también puede complicarse y derivar en shock séptico si las bacterias llegan al torrente sanguíneo, un derrame pleural (acumulación de líquido en la cavidad torácica), abscesos pulmonares o insuficiencia respiratoria o renal.

Síntomas a los que estar alerta

Aunque al principio puedan compartir síntomas, como tos, mucosidad o fiebre, la neumonía, se distingue del resfriado o de una gripe sin complicaciones en algunos otros síntomas. Así, si se presentan algunos de estos signos, será necesario acudir al médico para que, en caso de que sea de neumonía, se trate cuanto antes y no cause complicaciones más serias:

•Dolor en el pecho al respirar o toser. Se trata de un dolor agudo o punzante, que aparece o empeora cuando se respira hondo

•Dificultad para respirar o disnea. Este es el síntoma más significativo y temprano.

•Fiebre alta y el malestar general que la acompaña (sudor, escalofríos).

•Temperatura más baja de lo normal.

•Desorientación o cambios de percepción mental (sobre todo adultos de más de 65 años)

•Tos con abundante flema, en ocasiones son sangre

•Fatiga

•Náuseas, vómitos o diarrea (este es común en caso de neumonías producidas por legionella)

•Palpitaciones, taquicardia.

Cualquiera de esto síntomas requerirán de atención médica, pero si, además, el paciente está confundido o presenta cianosis (piel azulada) la atención deberá ser inmediata.

Cómo se trata y previene

Una vez diagnosticada la neumonía, a través de una radiografía de tórax, una pulsioximetría o una prueba de esputo, el tratamiento dependerá del grado de gravedad de la neumonía. En casos moderados, el paciente puede incluso tratarse en casa con antibióticos, reposo, etc. Pero en el 20-30% de los casos, según datos de la Federación Española de Asociaciones de Pacientes Alérgicos y con Enfermedades Respiratorias (FENAER), será necesaria la hospitalización con oxígeno e incluso la respiración mecánica y el ingreso en UCI.

En una neumonía sin complicaciones, el tratamiento suele estabilizar la paciente en uso cinco días, pero la recuperación de la capacidad pulmonar requiere mucho más tiempo.

Prevenir la neumonía comunitaria es relativamente fácil, pues al tratarse de una enfermedad infecciosa, es eficaz el uso de la mascarilla y medidas de higiene básicas como el lavado frecuente de manos, lavarse los dientes... Además, especialmente las personas con factores de riesgo, deben:

•Vacunarse, tanto de la gripe como del neumococo (sobre todo niños pequeños) y contra el coronvirus.

•Evitar el tabaco y el alcohol.

•Llevar un estilo de vida saludable con una dieta sana y ejercicio físico. 

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