Cuando tu cabeza hace 'click': las reacciones que puede tener tu cerebro ante un trauma

Paciente sosteniendo su cabeza con dolor mientras se reune con psicoterapeuta.
Paciente sosteniendo su cabeza con dolor mientras se reune con psicoterapeuta.
Drazen Zigic
Paciente sosteniendo su cabeza con dolor mientras se reune con psicoterapeuta.

El cerebro sigue siendo el órgano más fascinante del cuerpo humano y, a pesar de los grandes avances científicos obtenidos, todavía es un gran desconocido.

La vida está formada por grandes sorpresas y, a veces, por dolorosas y traumáticas experiencias que pueden desencadenar en traumas psicológicos y bloqueos emocionales.

Frente a un acontecimiento muy doloroso, como una pérdida, hemos tomado como propias las fases del duelo propuestas por la psiquiatra Elizabeth Kübler-Ross que a saber son: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Pero..., ¿cuánto hay de cierto en ese modelo? ¿Se puede generalizar con algo tan complejo como es el estado de ánimo, el proceso cognitivo y emocional de un ser humano? ¿Es un orden fijo o se pueden mezclar?

El apoyo emocional es muy importante en un proceso de bloqueo psicológico.
El apoyo emocional es muy importante en un proceso de bloqueo psicológico.
Imagen de Freepik

"La propia Kübler-Ross admitía que las fases del duelo no seguían un orden determinado, ni tenían por qué presentarse todas; igualmente, tampoco planteaba el duelo como un proceso asociado a una defunción, sino también válido para otras situaciones vitales que implicasen cambios y readaptaciones en el ser humano", señala la psicóloga María Such de Lorenzo-Cáceres.

"El rango de emociones experimentadas tras un suceso estresante es, a priori, normal y esperable —destaca la psicóloga— y no está sujeto a un orden o una sucesión predeterminada. Por el contrario, pensar que las emociones se presentarán de forma perfectamente ordenada es contraproducente, ya que dicha expectativa nos puede generar mayor angustia o rechazo". 

¿Cuáles son los tipos de trastornos psicológicos sufridos tras un trauma?

Aunque hay otros diagnósticos para el malestar fruto de la experiencia de situaciones con un nivel de estrés muy elevado (Trastorno por Estrés Agudo y Trastorno Adaptativo), el más conocido por la población es el Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT). ¿Cómo podemos identificar los síntomas?

Estas conductas pueden ir desde aislamiento social y autolesiones, hasta comportamiento temerario o intentos de suicidio

"En general, es posible que no nos resulte fácil determinar si ciertos comportamientos son inusuales —destaca—, pero para determinar si un ser querido o incluso nosotros mismos sufrimos TEPT debemos estar pendientes de cambios bruscos de ánimo, irritabilidad e incluso conductas agresivas. Estas conductas pueden ir desde aislamiento social, cambios en el sueño y de alimentación, pesadillas intensas, crisis de pánico, hasta consumo de sustancias, autolesiones, comportamiento temerario y pensamientos o intentos de suicidio, son algunas de las reacciones más extremas que debemos vigilar".

En modo 'piloto automático'

Un signo de alerta es cuando percibimos en nuestro ser querido una frialdad poco común (parece un 'extraño'): "Se distancia emocionalmente, muestra una frialdad aparente o parece absorto, y puede que realice ciertas actividades como si estuviese en 'piloto automático', sin tener plena conciencia de lo que está haciendo", mantiene.

Recuerdos bloqueados

Otro síntoma es el no recordar haber estado en lugares, situaciones o eventos recientes, o no recordar períodos relevantes de su vida: "Por ejemplo: la etapa escolar, partes de su infancia o su adolescencia, o de su juventud".

Como podemos observar, las consecuencias de haber vivido una experiencia traumática son muy variadas y "no siempre van a ser evidentes o a presentarse de forma conglomerada o sistemática. Por ello, ha de ser un profesional especializado quien valore y determine el diagnóstico clínico", insiste la psicóloga.

La popularización del concepto de trauma, aunque puede favorecer una mayor conciencia sobre estos problemas, también tiene el riesgo de patologizar o identificar erróneamente sucesos y reacciones psicológicas que, sin restarles seriedad o gravedad, tienen sus propias particularidades o incluso diagnósticos clínicos: "De hecho, la pérdida de un ser querido y cercano, por poner un ejemplo, puede acabar resultando una experiencia traumática para algunas personas y para otras, a pesar del sufrimiento, no".

¿Cuándo debemos pedir ayuda?

"En términos generales, diría que cuando observemos que el malestar de la persona es muy intenso e incapacitante, y especialmente si observamos autolesiones, conductas temerarias o verbalizaciones sobre quitarse la vida; —destaca— es igual de importante tener cuidado con victimizar a quien ha sufrido un evento traumático; es decir, asumir inmediatamente su condición de víctima y tratarla como tal. Se ha podido observar que este tipo de reacción, aunque bienintencionada, puede resultar contraproducente para quien ha tenido la experiencia, que rápidamente puede sentir su vida y su persona reducidas a dicho rol de víctima, aumentando el sentimiento de estigmatización y de pérdida identidad".

Pedir ayuda cuando el proceso psicológico te paraliza es fundamental.
Pedir ayuda cuando el proceso psicológico te paraliza es fundamental.
Sigmund / Unsplash

En este contexto, es fundamental conocer la figura del psicólogo de catástrofes y emergencias, que precisamente está formado para manejar los momentos posteriores a la experiencia de un evento potencialmente traumático con el fin de amortiguar y prevenir mayores daños en el futuro.

Los métodos de protección de nuestro cerebro: el estado de 'shock'

El Trastorno por Estrés Agudo y el Trastorno por Estrés Postraumático son mutuamente excluyentes, ya que los diferencia, principalmente, la temporalidad mencionada: "En el estrés agudo, la duración de los síntomas se estima entre los dos días y las cuatro semanas tras el evento vivido; a partir del mes, si los síntomas persisten, se hablaría entonces de un estrés postraumático", señala Such de Lorenzo-Cáceres.

El principal síntoma tras vivir un evento traumático es el estado de shock: se ven afectadas la experiencia emocional, la percepción de uno mismo, del entorno y la memoria: "A menudo podremos observar en la persona (o ella misma podrá referir, incluso) un estado de embotamiento emocional, donde la reactividad emocional es baja o ausente, y aparentemente incongruente con lo vivido", añade la psicológa. 

Amnesia disociativa como escudo mental

En algunos casos, -como una violación (por ejemplo)pueden estar acompañados de amnesia disociativa: "Hay sucesos donde la respuesta de estrés es tan alta que se alteran la percepción del entorno, la atención y, por lo tanto, la memoria. La persona deja de 'estar psicológicamente presente' durante el suceso a modo de protección y, por lo tanto, es probable que no recuerde (parcial o totalmente) lo vivido en las siguientes horas o días. Parte de estos síntomas tienen una función adaptativa, protectora".

Y nuestro cuerpo lo nota

En general, ya sabemos que la experiencia emocional tiene un componente somático: afecta a nuestras sensaciones corporales, por lo que la experiencia de un evento traumático es lógico que se refleje en nuestro estado físico. 

Chica con dolor de espalda.
Chica con dolor de espalda.
Keenan Constance / Unsplash

Los síntomas concretos dependerán del tipo de experiencia emocional y de las particularidades de la persona, tanto físicas como psicológicas: "Las personas con mayor reactividad emocional probablemente presenten molestias físicas más intensas y recurrentes. La tensión muscular (dolores, contracturas, pinzamientos…) suelen asociarse a estados de tensión emocional (normalmente ansiedad), pero estas emociones no son causa única de ciertos problemas". 

En cualquier caso, el cerebro sigue y seguirá sorprendiéndonos, y —frente a una situación con la que no sabemos convivir— acudir a un experto ya no es solo recomendable, es fundamental.

Referencias

Kübler-Ross E. On Death and Dying. New York: Macmillan, 1969

Melina Miaja Ávila y José Moral de la Rubia. El significado psicológico de las cinco fases del duelo propuestas por Kübler-Ross mediante las redes semánticas naturales. DOI: https://doi.org/10.5209/rev_PSIC.2013.v10.41951

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