Diez consejos para elegir extraescolares que mejoren la salud mental de los niños

Pueden ayudar a manejar el estrés y la ansiedad y a desarrollar habilidades como la comunicación o la concentración.
Niños jugando una partida de ajedrez.
Niños jugando una partida de ajedrez.
Pixabay.
Niños jugando una partida de ajedrez.

Llega la vuelta al cole, el olor a libros nuevos, el reencuentro con amigos y profesores, los juegos en el recreo y, por supuesto, las actividades extraescolares. Según los expertos, estas últimas pueden tener un papel fundamental en el desarrollo de niños y adolescentes por su capacidad para prevenir problemas de salud mental.

Los especialistas de la asociación Recurra-Ginso insisten en que estas actividades no académicas “pueden actuar como un escudo contra el acoso escolar y el aislamiento social, siempre que exista una supervisión adecuada y una elección consciente”.

Asimismo, las extraescolares ayudan a manejar el estrés y la ansiedad “a través de desafíos estructurados y oportunidades de interacción”, y a desarrollar habilidades básicas como la comunicación, la tolerancia a la frustración o la concentración, entre otras.

Pero, ¿cómo elegir las actividades no académicas más adecuadas para nuestros hijos teniendo en cuenta además estos factores de salud mental? El experto en salud mental infanto-juvenil Jesús Villanueva, psicólogo sanitario y subdirector de la clínica Recurra-Ginso, ofrece diez recomendaciones para una buena selección:

Comunicación

“La comunicación entre padres e hijos es fundamental antes de decidir qué actividad va a realizar el menor”, afirma el psicólogo, por lo que recomienda observar la personalidad del niño y adolescente, así como sus gustos, intereses, habilidades y rutina equilibrada para elegir acertadamente.

Edad del menor

Según Jesús Villanueva, para escoger las actividades extraescolares de los hijos se debe prestar atención a la etapa vital que viven. “De 0 a 12 años se recomienda que los padres elijan actividades más lúdicas para sus hijos (teatro, dibujo, música, deportes…); de 12 a 16 años la decisión deberá ser consensuada entre padres e hijos, basándose en los gustos y necesidades del menor, y a partir de los 16 años, los padres deben dar mayor autonomía y acompañarlos en su elección”, sentencia.

Adaptación al entorno escolar

El experto recomienda tener en cuenta el tipo de colegio del niño y su enfoque digital. “Si el colegio de nuestro hijo es 100 % digital, será beneficioso que las actividades extraescolares no impliquen pantallas para que haya una desconexión y mejore su salud mental. Por el contrario, si el joven va a un centro educativo que hace poco uso de la tecnología, podemos optar por potenciar este área con cursos de informática, robótica o programación”, explica.

Motivación y desarrollo

Ajustar las actividades a los intereses y gustos del menor, optando por opciones que le motiven y que puedan ampliar su conocimiento y habilidades. “Se puede hablar con el joven y preguntarle si conoce o puede conocer alguna actividad que se le de bien y pueda ser beneficiosa para él”.

Necesidades del menor

Aunque los padres deben tener en cuenta los gustos y preferencias del niño, también es importante detectar sus necesidades y priorizar actividades que fomenten el desarrollo de estas áreas. “Analizar si el menor necesita alternativas más activas (deporte, teatro, etc) o sedentarias (refuerzo de cierta asignatura o idioma). Asimismo, dependiendo de las características del menor, la actividad extraescolar debe ajustarse al nivel de interacción social que necesita”.

Grado de compromiso

Según el especialista, el menor debe aprender que hay un grado de compromiso en la realización de la actividad y que en muchas ocasiones no siempre se hará lo que gusta, sino lo más conveniente.

Supervisión de los padres

Los padres deben implicarse y comprometerse con la actividad extraescolar que realizan sus hijos. “La mejor forma de implicarse y que nuestro hijo tenga éxito es conocer a los responsables de la actividad, los valores que promueven y los objetivos que se persiguen. Además, conocer estos aspectos permitirán que los padres detecten si hay alguna situación de acoso o malestar durante la realización de la actividad, y puedan prevenirla y tratarla con los hijos”, añade Jesús Villanueva.

Equilibrio saludable

Otro aspecto importante es no sobrecargar a los jóvenes con actividades. “El tiempo libre y el aburrimiento son esenciales para su bienestar y desarrollo, así como la combinación de formato en las tareas (intelectuales, sedentarias, educativas)”, afirma el especialista.

Estrés o ansiedad

Teatro, música o debate son algunas actividades extraescolares que ayudan a manejar la ansiedad o el estrés. Asimismo, ejercicios como el ajedrez son muy beneficiosos para menores con déficit de atención e hiperactividad, ya que ayuda a desarrollar funciones ejecutivas como el autocontrol o la planificación.

Asesoramiento profesional

Ante la duda, los profesionales del centro educativo o psicólogos siempre pueden dar recomendaciones sobre las actividades extraescolares que más se adaptan a los gustos y necesidades del menor.

Por último, el psicólogo recomienda a los padres observar la evolución y adaptación de los menores en las actividades, ya que el objetivo de estas es generar entretenimiento. “Si nuestro hijo no quiere ir a la actividad, debemos intentar descubrir el por qué y determinar si es capricho o si realmente hay una situación desagradable detrás. En muchas ocasiones, la negativa viene porque la actividad no se le da bien al principio, en estos casos es importante transmitirle que la práctica y el entrenamiento ayudan a mejorar las habilidades, y convertir la mejora en una motivación y no en una obligación o frustración”, concluye Jesús Villanueva. 

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