Ejercicios para practicar en casa recomendados para mayores de 60 años con patologías crónicas

Practicar ejercicio físico moderado, supervisado y personalizado, ayuda a los pacientes crónicos mayores de 60 años a reducir los dolores, fortalecer su musculatura y mejorar su independencia funcional, además de su salud general.

La supervisión especializada del ejercicio es básica en los pacientes crónicos
La supervisión especializada del ejercicio es básica en los pacientes crónicos
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La supervisión especializada del ejercicio es básica en los pacientes crónicos

Aunque el verano es una época del año en la que debemos tomar ciertas precauciones por las altas temperaturas, eso no significa que haya que abandonar el ejercicio. Los expertos de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) aconsejan a las personas que conviven con una enfermedad crónica llevar a cabo una tabla de gimnasia diaria, en casa, y con una serie de advertencias, para ganar en salud.

En España, según datos publicados por el Ministerio de Sanidad, hay casi 42.000.000 de personas con patología crónica, que en su mayoría pueden encontrar en el ejercicio físico una importante ayuda contra los dolores. A pesar de ello, el Eurobarómetro de la Unión Europea revela que casi la mitad de la población de nuestro país no practica ningún tipo de ejercicio, cifra que aumenta considerablemente en los pacientes crónicos, que confiesan cierto temor a hacer ejercicio en los meses de calor por posibles efectos adversos.

¿Qué pasa si tengo una enfermedad crónica y hago ejercicio?

El doctor Francisco José Sáez Martínez, coordinador del grupo de trabajo en Cronicidad de la SEMG, denuncia que "en redes sociales circula desinformación que desaconseja el ejercicio físico en los pacientes crónicos porque puede afectar a su forma física y aumentar su morbimortalidad. Por este mensaje falso y otros similares hemos decidido elaborar un listado de ejercicios recomendados con información veraz, para que los enfermos crónicos puedan practicarlos de forma moderada y personalizada, sin temor, en su propia casa. Ahí evitarán los golpes de calor". 

Los enfermos crónicos pueden (y deben) hacer ejercicio moderado en casa
Los enfermos crónicos pueden (y deben) hacer ejercicio moderado en casa
SSB.

Y el doctor añade: "las olas de calor que estamos padeciendo significan un riesgo para la salud de colectivos vulnerables como los enfermos crónicos. Afortunadamente, hoy en día existen muchas opciones para hacer ejercicio de forma saludable y segura en casa. Con una correcta ventilación, y la hidratación necesaria, los beneficios son más que evidentes".

¿Qué enfermedades crónicas mejoran con el ejercicio?

Las rutinas que se recomiendan desde la SEMG y el instituto #SaludsinBulos incorporan ejercicios de flexibilidad y estiramiento, así como de fuerza con peso ligero y de intensidad moderada. Con todas ellas, se persigue aminorar los dolores, fortalecer la musculatura y aumentar la independencia funcional.

Como explica el doctor Sáez, "en las enfermedades crónicas más frecuentes y graves en nuestro país, el ejercicio físico regular personalizado presenta mejoras. En el control de la diabetes favorece la pérdida de peso, debido al consumo de grasas por parte del músculo en actividad, además de conseguir reducir las dosis de insulina si la práctica deportiva es regular".

Medidor de glucosa en casos de diabetes.
Medidor de glucosa en casos de diabetes.
EUROPA PRESS

Otra de las enfermedades crónicas más prevalentes, la hipertensión arterial y las enfermedades cardiovasculares mejoran su evolución y la calidad de vida del paciente, reduciendo los síntomas relacionados con insuficiencia cardíaca en las personas que hacen ejercicio.

Ejercicio y salud mental: todos ganan

El experto también destaca los beneficios de la actividad física en la cardiopatía isquémica, que van en aumento hasta las 8-12 semanas después de haber iniciado un programa de ejercicio y se mantienen mientras se mantiene el mismo nivel de entrenamiento. “Si se interrumpe, sus beneficios se pierden en 1-3 meses, por lo que, en las técnicas de rehabilitación, por ejemplo, tras un infarto, se insiste en la necesidad de realizar los ejercicios indicados de forma continuada".

Para finalizar, otra de las enfermedades crónicas que mejoran con la práctica de ejercicio regular es la que tiene que ver con salud mental, puesto que se consigue que el paciente se sienta mejor y más vital.

Cuidado con la temperatura al hacer deporte en casa

El Colegio Americano de Medicina Deportiva recomienda que la temperatura ambiente ideal para que las personas mayores con enfermedades crónicas lleven a cabo ejercicio físico en sus casas debe situarse entre los 18 y los 22 grados. A medida que la temperatura ambiental aumente hay que tomar ciertas precauciones: aumentar el tiempo de descanso, disminuir la intensidad y duración del ejercicio, y detener la práctica cuando el termómetro llegue a los 30º.

Imagen de archivo de una consulta médica en un hospital madrileño.
Antes de comenzar nuestra rutina de ejercicios diarios, y más con una enfermedad crónica de base, debemos consultar al personal sanitario.
Comunidad de Madrid

Tampoco hay que olvidar que los ejercicios deben tener supervisión especializada en función de la condición física del paciente crónico. A este respecto, el doctor Pablo Berenguel, responsable del grupo de trabajo de Medicina Deportiva de la SEMG añade que "es importante tener en cuenta que cada persona es única y el ejercicio siempre debe ser ajustado a sus características individuales fisiológicas y patológicas. En todos los casos la constancia es básica para observar resultados positivos".

1- Antes de empezar, consultar

Cada caso es diferente, cada enfermedad crónica evoluciona de manera diferente en cada paciente y la condición física varía. Por eso, es fundamental que, antes de empezar con una tabla de gimnasia rutinaria, consultemos a un especialista de la salud para que adapte las pautas a nuestras necesidades.

2- Movimientos suaves y lentos

Los ejercicios conviene realizarlos de manera suave y lenta para ir mejorando la flexibilidad poco a poco, y mantener cada estiramiento durante 20 segundos. Recuerda no rebotar ni forzar posturas, así como prestar especial atención a las áreas de mayor tensión muscular. Al finalizar, estira siempre.

3- Fuerza con peso ligero

Desde la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia recomiendan usar pesos ligeros o bandas elásticas para trabajar todos los grupos musculares, con dos series de cada ejercicio, y 10 repeticiones. A medida que el paciente se va sintiendo más fuerte, puede ir aumentando ligeramente la carga o la resistencia, pero siempre debe sentirse cómodo, sin forzar.

4- Dos horas y media de aeróbicos a la semana

Se trata de actividades de bajo impacto, como puede ser caminar por las estancias de la casa, hacer bicicleta estática suave o bailar. Los expertos recomiendan una media de 150 minutos a la semana, repartidos de manera proporcional en los siete días. En este apartado aeróbico, nada de ejercicios que generen impacto sobre las articulaciones.

5- Sin levantarse de la silla

Especialmente indicados para las personas con problemas de movilidad, son los ejercicios que podemos llevar a cabo mientras estamos sentados en una silla. Aquí podemos incluir levantamientos de piernas, giros del torso y levantamiento de los brazos.

6- La importancia de la respiración

Aprender a respirar es básico para sacarle todo el partido a la actividad física. Se trata de conseguir una respiración controlada y profunda, deteniéndonos a escuchar nuestras sensaciones.

7- Pilates de baja intensidad

La práctica de Pilates persigue el control de nuestro cuerpo y de la respiración. La intensidad debe ser baja o muy baja. Existen diferentes tipos de esta disciplina, alguno de los cuales pueden ser en silla o en el suelo, sobre una colchoneta.

Una mujer practicando pilates
Una mujer practicando pilates
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8- El agua, gran aliada

Por supuesto, mientras realizamos ejercicio físico debemos hidratarnos regular y convenientemente, antes, durante y después. Pero es que, además, si practicamos alguna actividad bajo el agua (en una piscina, por ejemplo) estaremos proporcionando a nuestro organismo la resistencia necesaria para un buen entrenamiento, pero también pondremos a salvo nuestras articulaciones.

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