El verano se acaba, la ropa del armario se transforma en otra menos ligera y colorida y bajan las temperaturas. Esta es, o solía ser, la secuencia típica de septiembre, que marca el inicio del curso escolar y del otoño. En España, el cambio climático nos está regalando registros de temperaturas inéditos que complican que tomemos conciencia del cambio estacional.
Pero no hay que olvidar que la amenaza del resfriado está ahí, como cada año, y quizás con más fuerza ante este panorama termométrico que nos despista para vestirnos y que también puede complicar el descanso nocturno. Es, por tanto, especialmente importante no descuidar el sistema inmunitario a través serie de recomendaciones básicas.
Para empezar, algo obvio: intentar dormir un mínimo de horas de forma que el sistema inmunitario se mantenga lo suficientemente estable. Aunque no hay una cifra cerrada para la comunidad científica, en lo que a población adulta se refiere se indican siete horas como el umbral mínimo para el descanso, mientras que la población adolescente (13-18 años) necesitaría entre 8 y 10 horas para protegerse contra estos virus respiratorios. Ligado a este tiempo hay que señalar también la importancia de reducir los niveles de estrés y ansiedad, especialmente presentes en las familias en el inicio del curso escolar.
Una alimentación sana y equilibrada podría definirse como la segunda pauta básica para completar en la medida de lo posible el escudo antivírico frente a los cambios térmicos y el estrés de la vuelta al cole. Más allá del socorrido zumo de naranja, es interesante centrar el foco en los alimentos de temporada que aporten de forma natural el complemento necesario en vitaminas B y D, como la castaña o las setas.
¿Qué hago para evitar un resfriado?
La mayor concentración de personas en espacios cerrados dadas las inclemencias del tiempo es otro de los factores a tener en cuenta. Los más de 200 virus que afectan al tracto respiratorio que circulan en estos meses tienen un perfecto caldo de cultivo en dichos espacios, de ahí la importancia de, en la medida de lo posible, mantener la ventilación en el contexto profesional y de ocio. Otro vector de transmisión es la higiene de manos: si bien a raíz de la pandemia por Covid-19 la ciudadanía aprendió a marchas forzadas cómo este hábito contribuye a eliminar microbios, no está de más recordar su importancia para evitar la propagación de este tipo de infecciones.
En definitiva, la receta antivírica natural comprende hábitos muy básicos y fáciles que no solo aconsejables para frenar la incidencia del catarro, sino para mantener todo el año un buen estado de salud gracias a que la alimentación y el descanso ganen la batalla sobre el estrés y otros hábitos negativos que merman el buen estado del sistema inmunitario.
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