Esto es lo que pasa a tu cuerpo cuando vuelves a la oficina: cómo conservar la salud mental

El síndrome postvacacional se define por padecer a la vuelta de vacaciones un cuadro de debilidad generalizada y astenia. No es una patología como tal, sino un trastorno adaptativo. 

Imagen sobre depresión postvacacional del Máster en Psicología Clínica de la UV
El síndrome postvacacional no es una patología sino un trastorno adaptativo.
UV/B.ARAPOVIC
Imagen sobre depresión postvacacional del Máster en Psicología Clínica de la UV

Se acabó lo bueno, o acaso, lo mejor. El inicio del mes de septiembre significa para la gran mayoría de españoles el fin de las vacaciones y la vuelta al hogar, a la rutina y al trabajo. No hay vacaciones perpetuas y muchos, claro, se deprimen. Toca afrontar la vuelta al trabajo y conservar la salud mental.

Todo ello puede suponer, especialmente durante los primeros días, que nuestro ánimo decaiga. Es el síndrome postvacacional, que sí, que realmente existe.

No es una patología como tal, sino un trastorno adaptativo. "La persona que lo sufre tiene una sintomatología similar al estrés cuando, al final de un periodo de descanso más extenso de lo habitual, no se ve capaz de responder al alto número de demandas que supone la vuelta a la rutina o el regreso a su vida laboral", aseguran desde Sanitas.

En otras palabras, el síndrome postvacacional se define básicamente por padecer a la vuelta de vacaciones un cuadro de debilidad generalizada y astenia. Además, la persona puede tener problemas de insomnio y somnolencia a lo largo del día.

Los síntomas de este síndrome son:

  • Ansiedad
  • Falta de concentración
  • Nerviosismo
  • Apatía
  • Irritabilidad
  • Tristeza
  • Bajo estado de ánimo
  • Falta de energía
  • Hastío

Según Sanitas, las personas más propensas a sufrir el síndrome postvacacional son aquellas que tienen una menor resistencia ante la frustración, los trabajadores que disfrutan de vacaciones más largas, trabajan en un entorno desagradable, no les gusta su trabajo, se consideran poco valorados por sus superiores o tienen un mal jefe.

Pero, ¿cuánto duran estos síntomas? Dependiendo de la persona, la sintomatología de este síndrome puede durar solo unos días, una semana o hasta 15 días. Según la Sociedad Española de Medicina y Familia Comunitaria, si el malestar no desaparece transcurridos los primeros 10 o 15 días, ya no podemos hablar de un síndrome postvacacional.

Cómo hacerle frente

La clave reside en enfocar correctamente los periodos de vacaciones y el trabajo. Lo asegura la psicóloga María Soria, de la Universidad Internacional de La Rioja, que considera que ambos periodos son "dos caras de una misma moneda".

No hay que percibir el comienzo de la rutina escolar o laboral como una pérdida, sino como un nuevo ciclo del que podemos obtener aprendizaje y provecho"

En este sentido, destaca la importancia de "no percibir el comienzo de la rutina escolar o laboral como una pérdida, sino como un nuevo ciclo del que podemos obtener aprendizaje y momentos provechosos". Soria insiste en que el trabajo "no debe concebirse como un aspecto penoso en el tránsito vital".

Lo mejor para combatir el síndrome postvacacional es prevenirlo para evitar su aparición. Eso significa no volver de las vacaciones justo el día anterior a la vuelta al trabajo, sino varios días antes; reanudar las actividades extralaborales para adaptarlas lo antes posible a la rutina; adaptar los horarios a los habituales de forma suave y progresiva; y tomarse con calma la vuelta a la rutina.

Pautas para conservar la salud mental

Para superar las molestias derivadas de una mala adaptación a la vuelta al trabajo y a la rutina podemos seguir algunas pautas. Los expertos de Sanitas apuntan estas:

  • Empezar de manera gradual con la intensidad del trabajo, intentando acometer primero, si es posible, aquellas tareas que nos resulten más gratas.
  • No llevarse trabajo a casa.
  • Aprovechar los tiempos de descanso para realizar alguna actividad agradable, para las relaciones sociales o familiares.
  • Dormir adecuadamente y mantener horarios regulares tanto en las rutinas diarias como en las horas de acostarse y levantarse.
  • Practicar la relajación de forma regular para ayudarnos a eliminar pensamientos catastrofistas o ideas irracionales que puedan darnos ansiedad.

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