La calidad del agua potable y su relación con la salud mental: esto es lo que dice una reciente investigación

España entra en el ámbito del 73 por ciento de la población mundial que accede de forma segura al agua potable, pero lo cierto es que la presencia de metales es un hecho y la influencia de estos en la salud mental y física continúa revelándose en diversos estudios.
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Científicos chinos han modulado la presencia de elementos metálicos y no metálicos en el agua potable de un distrito del sureste del país para confirmar si existe o no relación con la incidencia de casos de ansiedad y depresión.
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La influencia de los factores ambientales en las patologías físicas y psíquicas es uno de los campos de investigación que más ha avanzado en los últimos años. Conexiones que a priori cuesta entender, como el impacto del tráfico vehicular en el desarrollo de demencia, se han constatado y posibilitan ciertas medidas preventivas. La relación entre el agua potable y la salud mental es otro ejemplo de estas características: científicos chinos la han evaluado durante más de cuatro años.

La investigación, publicada en la revista científica BMC Medicine, incluye una cohorte de individuos nada desdeñable: más de 24.000 vecinos mayores de 18 años del distrito Yinzhou en Ningbo, una importante ciudad portuaria del sureste de China. Además de la edad, otro criterio de selección fue el diagnóstico de depresión o ansiedad en el momento de inicio del estudio.

La meta científica era averiguar si la presencia variable de elementos metálicos y no metálicos en el agua potable podrían incidir en el debut de estos dos trastornos: depresión y/o ansiedad. Para ello, los participantes fueron expuestos a multiplicaciones variables de metales como el manganeso, cobre, cadmio, hierro o selenio, entre otros. Un segundo factor analizado fue el tipo de dieta que consumían estas personas para comprobar también su incidencia.

Los resultados: más ansiedad que depresión

Tras casi cinco años de seguimiento de los participantes, los científicos constatan en su estudio unas cifras más elevadas de casos de ansiedad que de depresión vinculadas con esta presencia de elementos metálicos en el agua que se consumía. En concreto, casi el doble de episodios (1.316 frente a 765 casos).

Cabe destacar que el grueso de personas afectadas, tanto en una patología como en otra, tenían un denominador común: eran mujeres. Otros factores resaltados por el estudio es la incidencia de otras patologías previas (hipertensión, diabetes, dislipidemia, cáncer, accidentes cerebrovasculares), como también de factores socioeconómicos relacionados con la educación o los ingresos.

En cuanto a las variaciones en la presencia de los metales en el agua, se confirmaron ciertas conexiones: la exposición al manganeso redujo la incidencia de depresión, mientras que la exposición al cobre y el cadmio producía el efecto contrario.

En cuanto a la ansiedad, ésta aumentaba cuanto mayor era la exposición al manganeso, hierro y selenio. Paralelamente, el equipo científico evaluó el papel de la dieta para certificar que moderaba en cierta forma esa vinculación entre elementos metálicos y no metálicos con la ansiedad.

La amenaza de los nuevos contaminantes

Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2022 el 73 por ciento de la población mundial (unos 6.000 millones de personas), podían acceder a un suministro de agua gestionado de forma segura: ubicado en el lugar de uso, disponible cuando se necesita y no contaminado. Son cifras altas pero hay que tener en cuenta que quedan muchos millones de seres humanos fuera de esa ecuación.

Por otro lado, los productos químicos presentes en el agua potable son una amenaza para la salud humana, independientemente del estatus socioeconómico que se posea. Y lo cierto es que en los últimos años se han descubierto nuevos contaminantes, cada vez más habituales, como moléculas perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas, además de microplásticos y plaguicidas, presentes en nuestra dieta debido a la contaminación sufrida por una parte importante de los cultivos.

Referencias

Zhou, S., Su, M., Shen, P. et al. (2024). Association between drinking water quality and mental health and the modifying role of diet: a prospective cohort study. BMC Medicine, 53. https://doi.org/10.1186/s12916-024-03269-3

OMS (2023, 13 de septiembre). Agua para consumo humano. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/drinking-water

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