Criados entre algodones como artículos de lujo, se han hecho mayores entre pantallas que cada día escupen noticias que les dicen que no tienen futuro. Que ni los campamentos, el inglés, la academia de refuerzo, el bachiller, la carrera o el máster les garantiza una vida de adultos independientes en su país. Así que nuestros jóvenes se van. Qué dolor.