Después de muchos años de bajada sistemática de los muertos en España, en 2016 en las carreteras hubo un repunte del 2,6%. Una luz roja se enciende. La buena noticia es que el Ministerio del Interior ha reaccionado de manera rápida, con quince medidas de choque dirigidas al corto, al medio y al largo plazo. Estas medidas son coherentes, con pocos riesgos, y en principio es de esperar que sean eficaces.

La mayoría de ellas están centradas en las vías y sirven para minimizar los errores humanos cuando se producen. Pero hay que intentar que los fallos humanos no se produzcan. Por ello habría que insistir más en la formación de los conductores y también en los grupos y factores de riesgo como los mayores, el alcohol, las distracciones o las drogas y sobre todo habría que conseguir que la seguridad vial vuelva a estar entre las prioridades.

Estas quince medidas urgentes de choque están bien. Pero si se queda solo en esto, su efecto será muy limitado. Es por ello muy importante lo que ha dicho el director general de Tráfico: "Hay que hacer una revisión profunda de la estrategia de seguridad vial en España." Es preciso encuadrar estas medidas en un plan de seguridad vial amplio, con implicación de grupos parlamentarios, municipios y CC AA, Consejo Superior de Tráfico y la propia sociedad, fomentar la investigación para saber dónde, cuándo y por qué se producen los accidentes, crear grupos de trabajo expertos, etc.