El PP de Rajoy podría responder así al último aguijón de Aznar, que si fue presidente en 1996 con el voto de Pujol fue a cambio de ceder competencias en Sanidad y Educación, incluida la ley de política lingüística. Aznar echó a Vidal Quadras –encabronaba sobremanera a los convergentes– y habló catalán en la intimidad. ¿Y ahora el problema es el tímido diálogo que ha iniciado la vicepresidenta en Cataluña?
OPINIÓN16.12.2016 - 06:47h
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