
Nuestra sociedad es tolerante con el alcohol, es uno más en nuestras reuniones familiares o con amigos, y no somos conscientes de que transmitimos a los menores la falsa imagen de que es inofensivo. Los datos nos dicen que cinco de cada diez jóvenes consume con el permiso de sus padres; y nosotros hemos de enseñar, sin prohibir, a respetar el alcohol.
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