La alcaldesa de Barcelona ha conseguido en tan solo un mes saltar de un pleno de tres derrotas a un pleno de tres éxitos en temas que ella califica "de ciudad" y que no le encajan como arma de lucha por el poder político.

Si  en diciembre la oposición tumbó el plan de acción municipal, las ordenanzas fiscales y remató con los presupuestos, ahora Colau ha salido airosa con una táctica de manual pero que pocos políticos utilizan: conocer los puntos débiles del contrario y negociar. Con esta fórmula aparentemente fácil la alcaldesa ha aprobado los presupuestos municipales por incomparecencia del contrario: la oposición se alió contra las cuentas pero ha sido incapaz acordar un candidato alternativo a Colau. Y este punto débil lo conocía sobradamente la alcaldesa cuando recurrió a la fórmula de la cuestión de confianza para aprobar automáticamente los presupuestos en el pleno de este viernes. Un plenario en el que Ada Colau sacará adelante además otros dos planes imprescindibles: el plan especial urbanístico de alojamientos turísticos , con el apoyo de ERC, y el plan de vivienda con el apoyo del principal grupo de la oposición, Convergència i Unió, lo que le permite colgarse la medalla de buena negociadora. El 2017 abre así una nueva etapa para Colau y la coloca como ejemplo de cómo debe actuar la nueva política justo cuando en Catalunya se está gestando el nuevo partido de los ‘comuns’ y en Podemos las ramas internas no les dejan ver el bosque.