HELENA RESANO. PERIODISTA
OPINIÓN

Mamá, quiero un canal

Varios vídeos de YouTube donde se anuncian este tipo de estafas.
Varios vídeos de YouTube donde se anuncian este tipo de estafas.
YOUTUBE
Varios vídeos de YouTube donde se anuncian este tipo de estafas.

Es la nueva realidad de nuestros hijos. Niños y niñas de apenas 8 años que tienen su propio canal de Youtube, y algunos con miles de seguidores. Legalmente no pueden abrirse una cuenta, así que son sus padres los que la gestionan. Pero ¿para qué? Pues para contar un poco su vida. Se sientan delante de la cámara y cuentan qué han hecho ese día, a qué han jugado, recomiendan una muñeca o un juego y, conforme van ganando seguidores, empiezan a ser reclamo de algunas marcas.

Niños que siguen siendo niños pero que sus padres han convertido en influencers y en máquinas de hacer dinero. Los niños encantados, y ¿los padres?

No sé en qué punto puedes considerar buena idea que tu hijo de 10 años pueda tener un canal de Youtube en abierto, que lo pueda ver todo el mundo y que pueda recibir comentarios. Admito que se me escapan las ventajas que puedas encontrar en exponer así a un menor, pero la realidad me demuestra que o yo estoy muy equivocada o estamos cometiendo un gravísimo error sin medir las consecuencias. Y pongo un ejemplo.

Mi hijo (11 años) también se ha enganchado al Fortnite. Sí, hay que vigilar el tiempo que pasa delante de la pantalla. Ha creado un grupo de amigos del colegio que quedan los viernes para jugar online un par de partidas. Pues bien, de ese grupo de amigos, dos tienen su propio canal de Youtube en el que se cuelgan a sí mismos jugando y narrando la partida.

No enseñan su cara, es cierto, pero sí se les oye. ¿Qué aporta que tengan ese canal en abierto? Sinceramente, se me escapa, no soy experta jugadora y no sé si su narración puede ayudar a otros jugadores. Pero sí entiendo que los riesgos son mayores. Esos canales llevan unos meses abiertos y, como era de esperar, a alguno de los críos se le está quedando corto lo que hace, así que ya está valorando ponerse delante de la cámara y empezar a describir mejor el mando que tiene, el teclado o lo que sea que quiera enseñar. Tiene 11 años.

Los psicólogos advierten que los menores no están preparados para asumir una exposición tan grande y para saber gestionar lo que eso supone, cómo reaccionar ante un comentario negativo, ante una grabación que no recibe los likes que ellos esperan. Porque aquí hay una parte de reto: que tus vídeos consigan muchos «me gusta» y muchos visionados. Y siendo tan pequeños, es complicado saber si no lograrlo puede o no frustrarlos.

Asumo que los nuevos tiempos traen nuevas formas de comunicación. Antes existía el periódico del instituto, y ahí el que quería pues hacía sus pinitos. Ahora es más fácil, basta con abrirse un canal, y además tienen otros contenidos que comunicar. Pero creo que deberíamos vigilar mejor a qué les estamos exponiendo. ¿Queremos hijos influencers?

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