El descontento ciego ha llegado hasta la Presidencia de Estados Unidos. Y ahora quizás por fin la política tradicional y los poderes financieros se planteen qué están haciendo mal para que 59 millones de estadounidenses prefieran votar a un demogogo destroyer antes que a una candidata preparadísima del establishment. ¿Se enmendarán la plana? ¿Serán capaces?
OPINIÓN10.11.2016 - 06:35h
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