CARMELO ENCINAS. DIRECTOR DE OPINIÓN DE '20MINUTOS'
OPINIÓN

ETA quiere su funeral

Carmelo Encinas, colaborador de 20minutos.
Carmelo Encinas, colaborador de 20minutos.
JORGE PARÍS
Carmelo Encinas, colaborador de 20minutos.

No está muy claro qué es lo que queda de ETA. Lo último que se cuenta es que apenas resta medio centenar de miembros en libertad pero su nivel de vinculación con la banda es difuso. No se sabe quién manda de verdad, a qué se dedican ni con qué recursos cuentan. La ETA que conocimos y que tanto sufrimos está mayoritariamente en los presidios, unos 230 encarcelados aquí en España y otros casi 60 en Francia.

Infiltrada como un queso gruyer y derrotada, en 2011 anunciaron el cese definitivo de la violencia y con él los asesinatos, la extorsión y la guerrilla urbana. Ese parón en la actividad criminal ha logrado que nos importe cada vez menos la suerte que corren quienes aún militan en sus filas y mucho menos sus criterios o reflexiones.

No es fácil olvidar el daño que hicieron en los años del plomo, cómo amargaron estúpida y estérilmente nuestra existencia, las 830 vidas de inocentes que segaron y los cientos de heridos y mutilados que han de vivir con las secuelas que les dejaron.

Tampoco se olvidan, ni se deben olvidar, los 300 casos de terrorismo aún sin resolver, la mayoría de los cuales prescribirán sin que los tribunales puedan hacer justicia.

Nada de eso ha de impedir que miremos hacia adelante, avancemos en la normalización y superemos el trauma social que provocó tanto horror, especialmente en la sociedad vasca. Pero todo eso ha de seguir latente en la memoria colectiva para que tengamos siempre presente la calaña de esos tipos a los que todavía algunos les rinden homenajes.

Hace tan solo unos días el diario Gara publicaba un comunicado en el que la banda reclamaba el reconocimiento a los "ciudadanos y ciudadanas vascas que han estado con ETA", a los que mencionaba como "luchadores surgidos del pueblo". Este ejercicio de autobombo cabe entenderlo como parte de los preparativos de la ceremonia que se pretende montar para escenificar su disolución.

Según ha trascendido en los últimos días, los mismos "expertos" a los que encargaron en 2011 la puesta en escena del cese del terrorismo tienen ahora el encargo de guionizar la liturgia de disolución. El objetivo no sería otro que obtener cierta resonancia internacional y algo de credibilidad que a su vez les permitiera reclamar el acceso de sus encarcelados a los beneficios penitenciarios y el fin de la dispersión en cárceles alejadas del País Vasco.

Por mucho bombo que le dieran al rito, no debiera tener efectividad alguna de no ir acompañado del reconocimiento expreso del daño causado. No puede haber conmiseración alguna sin petición pública de perdón a quienes arruinaron la vida, lo que solo han hecho a titulo individual algunos de sus militantes. Quienes mataron sin piedad e impusieron el terror a toda una sociedad, cuando esta permitía defender sus ideas con entera libertad, no deben pasar a la historia con grado alguno de legitimidad. ETA pretende disolverse con honores, sin merecer otra cosa que la repulsa o el desprecio; quiere ser honrada en su propio funeral.

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