MARÍA JESÚS FERNÁNDEZ. ECONOMISTA DE FUNCAS
OPINIÓN

El ahorro de los hogares, en mínimos

María Jesús Fernández, Economista Senior de Funcas
María Jesús Fernández, Economista Senior de Funcas
FUNCAS
María Jesús Fernández, Economista Senior de Funcas

La tasa de ahorro de los hogares españoles alcanzó un máximo del 13% en 2009, y desde entonces se ha movido a la baja hasta situarse en un mínimo histórico del 4,4% en el segundo trimestre de este año.

Los motivos de esta evolución no han sido los mismos en el periodo comprendido entre 2009 y 2013, es decir, durante los años de crisis, que en el periodo posterior de recuperación, desde 2014 hasta la actualidad. El primero de dichos periodos estuvo marcado por la caída de la renta de los hogares, del empleo y del consumo. Durante esos años, los indicadores de pobreza y condiciones de vida sufrieron un acusado deterioro.

El motivo básico del descenso de la tasa de ahorro fue, sencillamente, la reducción de la capacidad para ahorrar del hogar medio. El efecto negativo de esta circunstancia contrarrestó el impacto positivo sobre la tasa de ahorro que podría haberse derivado del empeoramiento de la confianza de los consumidores, factor que siempre tiende a ejercer un efecto de estímulo sobre el ahorro (de hecho, este efecto fue el que motivó el fuerte crecimiento de la tasa de ahorro que tuvo lugar en 2009, el primer año de la crisis, cuando esta aún no había hecho mella en la capacidad de ahorro de las familias).

Desde 2014 hasta la actualidad, sin embargo, las condiciones han sido distintas. El descenso de la tasa de ahorro ha coincidido con un crecimiento tanto de la renta de los hogares, como del empleo y del consumo. Y los indicadores de pobreza y condiciones de vida han experimentado cierta mejoría –aunque sin recuperar los niveles anteriores a la crisis-.

El descenso de la tasa de ahorro en este periodo más reciente no ha obedecido, por tanto, a una merma en la capacidad para ahorrar. La razón fundamental ha sido lo que se conoce como el "consumo embalsado", es decir, que los consumidores han tratado de aprovechar la relativa mejoría de su situación para satisfacer necesidades de gasto acumuladas durante los años anteriores. Ello unido, además, a la mejora de su confianza con respecto a la situación económica, que también ejerce un efecto de estímulo sobre el consumo.

Finalmente, hay otro factor que explica la reducción del ahorro en los últimos años: el reducido nivel de los tipos de interés, que lo desanima, al tiempo que incentiva el endeudamiento. La consecuencia es el crecimiento del crédito al consumo. Tendencias todas ellas que, probablemente, aún se prolongarán durante algún tiempo.

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