Maite Pagazaurtundúa Eurodiputada en la delegación de Ciudadanos del Parlamento Europeo.
OPINIÓN

Asomados sobre los hombros de gigantes

Banderas del Parlamento Europeo sin la de Reino Unido.
Banderas del Parlamento Europeo sin la de Reino Unido.
Philipp von Ditfurth/GTRES
Banderas del Parlamento Europeo sin la de Reino Unido.

Los fundadores de lo que es ahora la Unión Europea la imaginaron en medio del horror y del caos durante la Segunda guerra Mundial, la pensaron durante el confinamiento, durante el exilio forzado. Y después del desastre, en medio de las ruinas, fueron capaces de crear la organización supranacional que mayor bienestar y protección ha ofrecido a los casi 500 millones de ciudadanos que acoge.

Asomados sobre los hombros de aquellos gigantes nos damos cuenta del sentido de la responsabilidad que ellos asumieron. A hombros de gigantes es posible abrir el angular y entender que, en el mundo de antes de la crisis de la pandemia, habría sido fácil actuar para resolver una parte de los problemas que parecían muy complicados y ahora nos parecen más simples. 

Ahora no tenemos que olvidar que el más grande de entre nosotros no es nada comparado con la fuerza de un grupo. Y esto vale para nuestra vida personal, para cada una de nuestras comunidades, para los Estados miembros de la UE...

Solo tenemos una oportunidad, me temo. Esta es una verdadera crisis existencial. Así que debemos comenzar a trabajar estratégicamente unidos y bajo el principio de solidaridad recogido en el artículo 222 del Tratado. Utilizar las palabras del pasado que sirven para no comprometerse resultaría sencillamente suicida.

Solo juntos, las instituciones de la UE y los Estados miembros podrán movilizar los fondos y recursos suficientes para hacer frente a la magnitud de lo que viene y remontarlo. La UE necesita ahora más que nunca toda su potencia para promover economías de escala con el fin de reunir a corto plazo materiales, especialmente sanitarios, y hacer frente a esta pandemia, pero también para movilizar los recursos e instrumentos necesarios para restablecer la micro y macroeconomía.

Estableciendo una única voz en el mundo, Consejo y Comisión se convierten en la llave perfecta para negociar de manera coordinada y urgente los acuerdos necesarios con terceros países, para cubrir todas las necesidades de material sanitario que impida que las infraestructuras críticas se desplomen y las personas de primera línea enfermen.

Entre la infinita lista de tareas y desafíos destaca la sanidad, la política de salud pública, como la clave de bóveda que sustenta la civilización tal y como la entendemos hasta hoy. Es la distribución y abastecimiento, son los servicios sociales y el mantenimiento de todas aquellas infraestructuras críticas.

Los trabajadores y profesionales que están primera línea han de ser protegidos para que no se desplome nuestra forma de vida. Para preservarnos de la selva.

Desde Bruselas, aunque no solo desde aquí, debemos velar por resguardarnos de la selva, por preservar la democracia; y es que los esfuerzos económicos y sanitarios han de integrar siempre el respeto a los derechos fundamentales. Estamos protegiendo el sistema, el bienestar, el Estado de derecho, la esencia de la Unión, lo que heredamos de nuestros padres y queremos para nuestros hijos e hijas.

Polonia y Hungría ya han empezado a demostrar prejuicios nacionalistas

Cuando lo terrible nos cerca -el propio estado de alarma y excepción- permanecen las reglas para devolvernos lo antes posible al pleno disfrute de la vida y de las libertades.

Ni esta ni otra crisis suspende la plena vigencia de la Carta Europea de los Derechos Fundamentales, que establece, entre otras cosas, la prohibición de cualquier discriminación ejercida por razón de sexo, raza, color, orígenes étnicos, sociales o de opinión. Las instituciones comunitarias velarán —ya han empezado a hacerlo— por que toda persona tenga garantizados sus derechos. Es el caso de los ciudadanos atrapados en fronteras como consecuencia de los cierres establecidos por la gran mayoría de los Estados miembros, especialmente en Polonia y Hungría, donde los gobiernos ultranacionalistas ya han empezado a demostrar prejuicios nacionalistas, que son prejuicios contra el Estado de derecho democrático en el fondo.

El restablecimiento de controles en el espacio Schengen por motivos de salud pública será de carácter temporal, proporcionado y coordinado y no deberá afectar en ningún caso al normal funcionamiento de los canales de distribución y abastecimiento de mercancías de todos los Estados miembros; al contrario, ayudará a estabilizar la pelea contra la muerte invisible.

Puede parecer una excentricidad, pero no lo es que se cree, ad hoc, un canal de denuncias sobre posibles vulneraciones de derechos fundamentales de los ciudadanos debido a la gestión de esta crisis, para que, a corto y medio plazo puedan ser analizadas y mejorados nuestros procedimientos, si fuera necesario.

Ante una crisis de tal magnitud, el sistema democrático solo saldrá adelante si somos capaces de reforzarlo, para evitar cualquier pendiente de destrucción o de degeneración, cualquier tentación caciquil. Apoyar a las instituciones es clave ahora; estar siempre vigilantes, para mejorar, para aprender, también.

Ya no vale ser lo mismo que éramos, con compromisos a medias, con liderazgos pendientes de las grandes cuestiones. O mejoramos y damos lo mejor de cada cual o no habrá un futuro digno de tal nombre.

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