Khadija Amin Periodista
OPINIÓN

Los talibanes privan a las niñas del derecho fundamental a la educación

Las niñas afganas decidieron no acudir a clase tras la toma talibán del país.
Aula vacía tras la toma talibán del país.
EFE/EPA/STRINGER
Las niñas afganas decidieron no acudir a clase tras la toma talibán del país.

Los talibanes están impidiendo a las niñas estudiar y aprender en sus colegios. Otra vez. Este es el cuarto mes desde que tomaron el poder, el pasado 15 de agosto, y privaron a las chicas afganas de su derecho a la educación.

De hecho, desde hace treinta años los talibanes han impedido directa o indirectamente el acceso a este derecho. Y ahora, de nuevo, han cerrado las escuelas de niñas, como hicieron en los años 90, con la excusa de la inseguridad y los problemas logísticos, que no es verdad y tampoco aceptable por nadie.  

Algunas de las estudiantes están contando que esta privación es un problema muy serio que oscurece su futuro; están preocupadas por sus expectativas de vida. Estudiantes como Hadya y Maryam, que aún están en Afganistán y con las que he hablado. 

Hadya, de 15 años y en décimo curso, es de la provincia de Kabul y podría ser la primera de la clase por sus propios méritos. "Quiero ser médico para servir a mi pueblo", me cuenta

"No tenemos permiso oficial para empezar a estudiar en nuestras escuelas. Estamos preocupadas por nuestro destino desconocido, me siento desanimada por las dificultades que me encuentro", lamenta.  

"Cuando veo que los chicos pueden ir a estudiar pero a nosotras no se nos permite, me siento decepcionada"

"Cuando veo que los chicos pueden ir a estudiar pero a nosotras no se nos permite, me siento decepcionada y me pregunto el motivo, sin encontrar respuesta", cuenta Maryam, en séptimo curso. "mi hermana pequeña está en sexto y tampoco puede ir al colegio". 

A causa de los talibanes, a las profesoras no les está permitido acudir a enseñar, y su ausencia repercute directamente en forma de clases perdidas y más niños que no pueden estudiar. 

También las familias de las estudiantes están preocupadas por la educación de sus hijas, hermanas, sobrinas y nietas y piden al régimen Talibán que reabran sus centros educativos. Es el caso del padre de Maryam: "la veo llorando por haber perdido las esperanzas que tenía, porque sus esfuerzos han sido en vano y el tiempo que pasó educándose se ha desperdiciado". 

Las chicas afganas merecen que los talibanes permitan pronto sus escuelas abran sus puertas, porque aprender es un derecho fundamental tanto para las niñas como para los niños y es un derecho confirmado en la sagrada religión del Islam y en los códigos de la humanidad.

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