Cuando Camila Shand -- antes de ser Camila Parker Bowles, antes de ser Camila, Duquesa de Cornualles -- conoció al Príncipe Carlos, le soltó a bocajarro. “Mi bisabuela y tu tatarabuelo eran amantes. ¿Qué te parece? Obviamente al Príncipe de Gales debió parecerle muy bien y no tuvo reparos en seguir los pasos de su ilustre antecesor.

Así empezó un romance que sacudió los cimientos de la monarquía británica y puso a prueba la firmeza de la Institución. Ni el matrimonio de ella con Andrew Parker Bowles ni la fastuosa boda de él, con a la que, a ojos de todos menos los suyos, era la novia perfecta, Diana Spencer, fueron capaces de poner fin a su relación que se mantuvo contra viento y marea desafiando todos los convencionalismos.

Lo que pasó en estos años es conocido por todos y ya está en los libros de Historia. Poco a poco Camila dejo de ser la mala de la película, fue aceptada por la Familia Real y acabó casándose con su Príncipe.

Estos días su suegra, la Reina Isabel II, le ha hecho un regalo muy especial al nombrarla Dama Real de la muy noble Orden de la Jarretera, el título de caballería de más prestigio y mayor rango británico.

Camila lucirá con honores la liga azul que da nombre a la preciada distinción. Un valioso trofeo que la afianza más en su indiscutible posición como esposa del heredero de la Corona. Algo que nunca estuvo al alcance de su bisabuela Alice.