Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Antonio Gasset, el ingenio del periodista autor

Antonio Gasset no faltó a su cita anual en la Berlinale.
Antonio Gasset.
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Antonio Gasset no faltó a su cita anual en la Berlinale.

"Sed buenos, y si por lo que fuera no podéis, seguid siendo malos, la diferencia es mínima". Así se despedía Antonio Gasset de un Días de cine cualquiera. Aunque su carácter y temperamento siempre lograba que ninguna emisión de Días de cine pareciera una entrega cualquiera. 

Curtido en Informe Semanal y en el área de cultura de los Telediarios de TVE -donde, como él mismo decía, odiaba hacer conexiones en directo-, Gasset alcanzó la popularidad por su manera de presentar el veterano programa de divulgación de la ficción Días de cine, que dirigió durante una década.

Nunca quiso ser parte del decorado e inyectó a Días de cine su impronta, recordando que para trascender en televisión, y en la vida, es vital el periodismo de autor. Ese que no imita, ese que intenta ser como crees que debes ser. Y Gasset siempre ha sido y siempre representará al periodista autor.

Ese periodista que entiende que el carácter es compatible con el rigor y, así, genera un todopoderoso vínculo de complicidad con el espectador. Porque elabora la crónica con una sensibilidad que hasta comparte con su público, de forma patente o latente, sus dudas, sus frustraciones e incluso indignaciones con ayuda del ingenio de la mordacidad que todo lo cura. O, al menos, todo lo hace más digerible.   

Antonio Gasset era un maestro de la ironía. Con ella, hizo visible un programa que tenía todo para ser invisible. En Días de cine, además de resumir la actualidad cinéfila, aportaba espíritu crítico, hacía pensar a la audiencia.  A menudo, sin temor a la autocrítica. También a su propia televisión desde dentro, ya fuera quejándose del horario del programa, reflexionando sobre decisiones de programación o lanzando dardos sobre otros espacios de RTVE.  “Durante la pausa publicitaria, rezaré con la esperanza de que ninguno de mis hijos se haya presentado al casting de Operación Triunfo".

"Antonio Gasset era un maestro de la ironía. Con ella, hizo visible un programa que tenía todo para ser invisible"

No quería ser un periodista más, quería ser Antonio Gasset. Su estilo propio, cargado de una brillante corrosión, enriquecía el relato hasta alzarse como la mejor arma para conquistar la credibilidad de un espectador que veía, todo el rato, a un periodista haciendo el ejercicio de intentar ser libre. Incluso sin coartarse a la hora de ironizar con los anuncios en sus recordados pasos para la publicidad. Y ya se sabe, en televisión dicen que con los anunciantes nunca se juega. Pero Gasset si jugó. Descanse en paz. 

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