Aunque en España somos más partidarios de los perros como mascota, los gatos no dejan de conquistar a quienes se atreven con estos animales domésticos más independientes que los canes. De hecho, según un estudio de Statista, en 2021 se registraron cerca de 5,9 millones de felinos como animal de compañía en nuestro país, lo que supuso un incremento de más de dos millones respecto al año anterior.
Claro que, una vez nos decidimos a compartir nuestro hogar con un gato, debemos conocer todas las necesidades que tiene. El arenero es una de ellas, puesto que allí hará todas sus necesidades. Limpiarlo es la parte más negativa de tener un felino, pero ahora existen modelos giratorios que se limpian solos.
¿Qué hacer para el gato no arañe el sofá?
Sin embargo, una de las mayores preocupaciones es el cuidado de las uñas afiladas de la mascota, un mantenimiento que los felinos suelen realizar en los muebles de los hogares para desesperación de sus dueños. Por ello, buscamos qué hacer para el gato no arañe el sofá, puesto que se trata de una práctica que, de media, todos realizan entre 1 y 6 veces al día ya sea para estirarse o para cuidar sus garras. Para ello, existen rascadores diseñados especialmente para estas necesidades que tienen los gatos, aunque tenemos que reconocer que no siempre son sus favoritos y acaban recurriendo, de nuevo, a los objetos de nuestro hogar.
Si este es el caso de tu mascota, tenemos la solución para que se olvide definitivamente de rascar el sofá. Se trata del felpudo Sindal de Ikea, fabricado con fibra de coco, un material muy resistente que es perfecto para hacer las veces de rascador. Además, no tendremos que preocuparnos por tener un gran objeto en nuestro salón, puesto que ocupa poco espacio y encaja en todo tipo de decoraciones. ¡Y por menos de seis euros!
Este felpudo natural de fibra de coco que tantos eligen para potenciar la decoración natural de su casa puede ser ideal para crear una nueva zona de rascado para nuestro gato, en horizontal o en vertical (se puede adherir con cuelga fáciles a la parte posterior de las puertas), que les encantará. ¿Los motivos? Parece un elemento más de casa, su fibra es resistente y muy sonora y, poco a poco, podrán ir desgarrando la superficie creándoles un reto con el que disfrutarán. Además, como solo cuesta seis euros, no nos afectará que lo rompan antes de lo previsto, un hecho que, sin duda, nos indicará el gran éxito que ha tenido el rascador para nuestro gato.
El truco de unir el elemento rascador a los muebles
Si aun así nuestro gato sigue prefiriendo los muebles de nuestro hogar, en Ikea también tienen otra solución efectiva para protegerlos. Lurvig, una esterilla que funciona como rascador y que puede colocarse alrededor de las patas de mesas, sillas o sofás, para evitar que el animal las estropee al afilarse las uñas o estirarse. Con unas medidas de 25x63 centímetros, es apto para varios muebles y tiene una fácil instalación.
¿Qué rascador prefieren los gatos?
Conscientes de que el rascado de uñas de los gatos es una necesidad que, además, repercute directamente en su salud, como sus dueños, debemos procurarles todo lo necesario para que puedan llevarlo a cabo. Y no de cualquier forma, sino de la correcta. Así, para dar con el mejor rascador hay que tener en cuenta las preferencias de los felinos, quienes suelen escoger aquellas superficies con altura (para poder estirar por completo sus músculos) y solidez que les permitan estirarse para alcanzarlas y agarrarse sin desgarrar a la primera. Además, es importante que lo puedan hacer en vertical y en horizontal para satisfacer las necesidades de cada momento
Eso sí, sin importar el modelo que escojamos (tipo árbol, poste o alfombrilla), es esencial buscar propuestas resistentes que llamen su atención y que eviten que acaben afilando sus uñas en nuestros muebles. De hecho, si el rascador se tambalea o se cae cuando lo usan, ten claro que no lo utilizará y que buscará alternativas donde saciar su instinto.
También cabe prestar atención al material, que debe cumplir dos requisitos: generar ruido cuando los arañan y, poco a poco, desgarrarse para generar la estimulación adecuada. Además, no debe ser parecido a otros que utilicemos en casa a modo de decoración, ya que nuestro gato no entenderá por qué puede rascar algunos elementos y otros no.
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