Peritos afirman que el fallecido de Torreperogil estaba vivo cuando le prendieron fuego

Los peritos que se encargaron de examinar el cadáver del vecino de Torreperogil (Jaén) que falleció supuestamente a menos de un vecino de su finca han declarado este martes que la víctima no murió por el golpe que recibió en la cabeza, sino que la causa principal de la muerte fue la combinación de la inhalación de gases junto con la acción directa de las llamas, es decir, que el golpe pudo en todo caso dejarle inconsciente o semiinconsciente, pero que tras recibirlo siguió vivo y mientras le rociaban con gasolina y prendían fuego estaba respirando.
La Audiencia Provincial de Jaén acoge el juicio por el crimen de Torreperojil
La Audiencia Provincial de Jaén acoge el juicio por el crimen de Torreperojil
EUROPA PRESS
La Audiencia Provincial de Jaén acoge el juicio por el crimen de Torreperojil

Los peritos que se encargaron de examinar el cadáver del vecino de Torreperogil (Jaén) que falleció supuestamente a menos de un vecino de su finca han declarado este martes que la víctima no murió por el golpe que recibió en la cabeza, sino que la causa principal de la muerte fue la combinación de la inhalación de gases junto con la acción directa de las llamas, es decir, que el golpe pudo en todo caso dejarle inconsciente o semiinconsciente, pero que tras recibirlo siguió vivo y mientras le rociaban con gasolina y prendían fuego estaba respirando.

En la segunda sesión de este juicio, que se celebra bajo el procedimiento del Tribunal del Jurado, han testificado los forenses que realizaron la autopsia al fallecido, quienes han argumentado que en el cuerpo encontraron "signos evidentes de asfixia" y se han mostrado "absolutamente" seguros de que estaba vivo mientras se quemaba.

Además, han detallado que el hecho de respirar humo no es incompatible con que no encontraran restos en la sangre porque no es lo mismo que la inhalación tenga lugar en un sitio abierto, como en este caso, a en un sitio cerrado y han dejado muy claro que, según sus conclusiones y sus análisis, la causa de la muerte fue la inhalación de gases junto con el calor del fuego.

Una vez que ha terminado la prueba pericial las partes han elevado a definitivos sus escritos, en los que el fiscal modificó unos artículos para agregar que se aprecie como alternativa el delito de asesinato por alevosía y apreciando que concurre la atenuante de confesión, por lo que rebajó su petición de prisión de 19 a 17 años. La acusación particular mantuvo igualmente su escrito apreciando la agravante de ensañamiento mientras que la defensa pidió que las atenuantes de confesión y obcecación se consideren como muy cualificadas.

En la primera sesión de esta vista el acusado, un hombre de 65 años de edad, estuvo alegando que la víctima lo insultó y amenazó de muerte antes de que él lo golpeara en la cabeza y posteriormente lo quemara rociándole gasolina al pensar que "ya estaba muerto", algo que dijo no saber por qué hizo al sentir "como un volcán que hubiera explotado por dentro".

Se da la circunstancia de que la vista se está volviendo a celebrar después de que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) anulase el veredicto por el que en abril del año pasado Francisco R.R. fue condenado a 15 años y un día de prisión por asesinato y ordenara la repetición del juicio. Afirmó, como sostenía el recurso de la acusación particular, que el veredicto no estaba "mínimamente motivado en lo referente a la no apreciación de la concurrencia de ensañamiento".

Declaración del acusado

Durante su declaración, el acusado ha explicado que antes de esa fecha habían tenido "muchos problemas de lindes y discusiones". De hecho, tenían pendiente un litigio penal ya que supuestamente el fallecido había movido mojones de la finca del procesado apropiándose de parte de su terreno. En este sentido, ha dicho que "llevaba esperando el juicio mucho años" —lo tenían apenas un mes después tras haber puesto la denuncia en 2003—, lo que le provocó "ansiedad" y "un estado de malestar muy grandísimo".

Por eso, según ha añadido, cuando pudo quitarle la azadilla y su vecino salió corriendo, fue detrás de él y le dio "un golpe o dos" en la cabeza sin poder precisar con qué herramienta. "Cayó al suelo boca abajo, con los brazos estirados. No se movía", ha asegurado diciendo que lo creyó muerto, si bien no ha podido responder a la pregunta del tribunal sobre si comprobó de alguna manera que efectivamente no vivía.

A preguntas de la acusación y del ministerio fiscal sobre por qué después le roció con gasolina y le prendió fuego si creía que había fallecido, Francisco R.R. ha contestado recordar "muy remotamente" haberlo hecho sin saber, no obstante, el motivo. Posteriormente, según su relato, se marchó a su casa para cambiarse de ropa y poco después pidió a un amigo que le llevara al despacho del abogado que le llevaba el asunto penal por las lindes para entregarse a la Guardia Civil, insistiendo en su "arrepentimiento".

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