Media docena de esculturas emblemáticas de la capital han cambiado de ubicación

  • En los últimos dos años se ha producido una auténtica mudanza de esculturas.
  • Argüelles llegó al Templo de Debod el viernes, Colón ya no mira a América e Isabel II da la espalda a la Ópera.
Isabel II, sobre un pedestal con el Teatro Real a su espalda.
Isabel II, sobre un pedestal con el  Teatro Real a su espalda.
JORGE PARÍS
Isabel II, sobre un pedestal con el Teatro Real a su espalda.

En su afán por poner la ciudad patas arriba, el Ayuntamiento de Madrid no deja tranquilas ni a las estatuas. Media docena de esculturas emblemáticas de la capital han cambiado de ubicación en los últimos dos años. En algún caso se trata de traslados mínimos que casi pasan desapercibidos, pero en la mayoría de ocasiones se cometen "auténticos disparates, traslados ordenados por algún técnico o por el propio Gallardón, que obedecen más a un capricho que a un análisis estudiado", según critica el experto en historia madrileña Luis Miguel Aparisi.

La última en mudarse ha sido la estatua de Argüelles. El político del siglo XIX fue colocado este viernes en la confluencia de Pintor Rosales con Ferraz, frente al Templo de Debod. La escultura llevaba cinco años en el almacén municipal, en proceso de restauración después de que un coche la destrozara al estamparse contra ella en su anterior emplazamiento, en Princesa. En su lugar, han colocado un chirimbolo publicitario.

Rodeado de coches

Pero quizá el traslado más sonado es el de Colón. Los conductores que bajan por la Castellana se topan de frente con el descubridor, trasladado en 2009 desde los jardines al centro de la rotonda. Con el cambio, Colón ha dejado de mirar a América para dirigirse hacia el sur. El Ayuntamiento explica la incongruencia alegando que mira hacia Palos de la Frontera, el puerto de donde salieron las carabelas, pero los amantes del arte y la historia han perdido con el cambio: "Antes te podías acercar a un metro para ver los magníficos relieves del pedestal. Ahora es imposible, está rodeada de coches", dice Aparisi.

Mientras, a Isabel II le han dado la vuelta con las obras en Ópera. Antes la reina ocupaba el centro de la plaza, pero a Metro le molestaba porque justo allí habían proyectado abrir una boca de la estación. Así pues, la han movido unos metros hacia el Teatro Real y, de paso, le han dado un giro de 180 grados: antes contemplaba el edificio de la Ópera y ahora le da la espalda para dirigirse hacia el pueblo.

Otro "capricho urbanístico" ha sido el 'viaje' de Cervantes desde el centro de la plaza de las Cortes hasta uno de sus vértices. "Históricamente, Madrid ha sido muy aficionada a trasladar las esculturas, pero esto ya no hay quien lo entienda. ¿Para qué gastan el dinero en cambios que no aportan nada?", se pregunta el experto.

La Mariblanca de Sol es una copia

La reciente reforma de Sol ha afectado a sus estatuas. De la noche a la mañana, los madrileños se quedaron descolocados con el cambio del Oso y el Madroño, que pasó de la calle del Carmen a Alcalá. Además, en el cruce con Arenal apareció la emblemática Mariblanca. Sin embargo, esta es una copia de la original, que sigue en la Casa de la Villa.

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